¿Se acerca el fin del reinado del G7? Por: Federico Garzón

El Grupo de los Siete (G7) es una organización intergubernamental integrada por siete de las economías más avanzadas del mundo: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. Establecido en 1975, el G7 se creó principalmente para debatir cuestiones económicas y coordinar políticas para abordarlas. Con el tiempo, la agenda del G7 se ha ampliado para incluir un abanico de cuestiones de interés global, como el cambio climático, el comercio internacional, y la seguridad. El dominio político del G7 en las últimas décadas se ha mantenido debido a su poder económico y militar, su capacidad para influir en las políticas mundiales, y sus sólidas relaciones con otros países poderosos y organizaciones internacionales; sin embargo, economías emergentes como China e India han desafiado recientemente el dominio del G7, mientras el grupo trata de adaptarse a estos cambios de la manera en la que mejor se ajuste a sus intereses.

China e India no son las únicas economías emergentes que desafían el dominio del G7. En los últimos años un grupo de países con economías prometedoras llamado BRICS se han unido para contrarrestar el dominio geopolítico que el G7 ha mantenido durante las últimas cinco décadas. BRICS hace referencia a cinco países, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que en conjunto representan una parte significativa de la población, el PIB y el comercio mundial. Debido a su creciente influencia económica y política, se puede concluir que están desafiado el tradicional dominio de los países del G7 en la escena mundial. Por ejemplo, los países BRICS han creado el Nuevo Banco de Desarrollo para ofrecer una alternativa al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional (FMI), y han debatido la posibilidad de crear una moneda común para reducir su dependencia de divisas importantes como el dólar estadounidense, divisa que en transacciones internacionales como la compraventa de petróleo y gas aún prevalece su dominancia. Estas iniciativas pueden tener un impacto significativo en la economía mundial y en los mercados financieros. Como consecuencia, se espera que la relevancia geopolítica de los países BRICS siga creciendo y es probable que desempeñen un papel cada vez más importante en la configuración del panorama económico y político mundial.

Los esfuerzos de los países BRICS por crear instituciones alternativas y establecer potencialmente una divisa común podrían tener importantes implicaciones para el dominio del dólar estadounidense como moneda internacional. La creación del Nuevo Banco de Desarrollo podría reducir la demanda de dólares estadounidenses a medida que los países busquen alternativas de financiación y apoyo financiero. Así mismo, la creación de una moneda común BRICS podría reducir la demanda del dólar estadounidense como moneda de reserva, situación que se ha venido presentando en los bancos brasileros, donde ahora ni el dólar ni el euro son usados como moneda reserva, por lo que podría cambiar el equilibrio de poder en la economía mundial, consiguiendo que las economías emergentes reemplacen a las predominantes en la historia reciente. 

A medida que los países BRICS sigan creciendo y ganando influencia, el dominio del dólar estadounidense podría verse desafiado, creando oportunidades para que otras monedas se utilicen en las transacciones mundiales, pero causando una seria amenaza a la soberanía internacional del dólar estadounidense y en general a la economía de un gigante que no se quedará con los brazos cruzados.

Para mantener la primacía del dólar estadounidense como moneda internacional dominante frente a las posibles amenazas de los países BRICS, Estados Unidos podría responder reforzando los lazos económicos y políticos con otras regiones, creando aliados y promoviendo sus propias instituciones alternativas negociando acuerdos comerciales y promoviendo así el uso del dólar estadounidense en las transacciones mundiales, sin embargo, es probable que esto cause una fuerte polarización mundial. De la mano con lo anterior, Estados Unidos también podría trabajar para garantizar la estabilidad y fortalecimiento de su economía, es decir que podría reducir el déficit presupuestario y la deuda nacional. 

Ahora bien, aunque las respuestas militares no son una reacción típica a los desafíos económicos, Estados Unidos se podría unir con los demás países que integran el G7 para responder a la amenaza que supone el ascenso de los países BRICS, aumentando su presencia militar en regiones donde los BRICS tienen una influencia significativa como África o el Sudeste Asiático, para contrarrestar de esta manera su creciente influencia geopolítica. Además, el G7 podría emprender una guerra cibernética para perturbar los sistemas o las instituciones financieras de los países BRICS. Sin embargo, es crucial tener en cuenta que las respuestas militares a los desafíos económicos son muy controversiales y podrían tener graves consecuencias como la escalada y las represalias. 

Para nadie es un secreto que Estados Unidos y el G7 en general lucharán por mantener su predominancia política a nivel mundial a como dé lugar. No obstante, es esencial que el G7 le dé prioridad a las soluciones diplomáticas y económicas para procurar mantener su posición geopolítica internacional dominante, en vez de desatar una guerra comercial y bélica en contra de los BRICS para frenar su avanzado progreso político y económico.

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