Un joven de la periferia, del común, dueño de nada, ninguneado, hijo de nadie, nacido en el olvidado pueblo de Tolú, es hoy congresista de Colombia. Con la llegada de Miguel Polo Polo gana la democracia colombiana, por un lado, porque muestra esa necesaria variación en el poder, y porque llega, además, a ser oposición cuando todos se han vuelto petristas, oposición de la que necesitamos, de derecha y sin taras uribistas. Es imposible ser oposición a Petro desde el uribismo, porque el uribismo puso a Petro, y mientras siga el uribismo seguirá Petro.

Lo intentan enmarcar como uribista porque para izquierda cualquier cosa que no sea la adoración a Petro es uribismo o fascismo. Si supieran que el mismísimo Uribe siente un odio visceral por Polo (por ser de derecha, por lo mismo odia a Cabal) y a sus conocidos les solía enviar mensajes de texto calumniándolo (No sé si aún lo haga). Sí, Polo lo defendió, pero por allá en 2018 y no ha sido más, todos tienen derecho a equivocarse.

Miguel Polo no solo derrotó a la hija del clan del parapolítico condenado Martínez Sinisterra, sino al propio Gustavo Petro, pues durante semanas el equipo de campaña de Petro estuvo llamando a los magistrados preguntando sobre ¿qué había pasado con la curul? Esto es un voto menos en favor de Petro en el congreso.

Queda uno con grandes dudas al ver cómo se le estaban robando la curul a Polo, pero él luchó hasta el final y los magistrados le hallaron la razón, entonces, uno se pregunta ¿cuántas curules se habrían recuperado si se hubiera dado la pelea?, ¿se habrían ganado la presidencia? Si Polo se hubiera puesto de cobarde y aceptado el fraude, ahí estaría la hija de un parapolítico con curul. Lo más gracioso es ver tanto indignado con la curul de Polo que ha destapado casos de corrupción y no tiene ninguna investigación. Pero no se indignan al saber que hicieron congresista a Roy Barreras, Piedad Córdoba y otra serie de bandidos, ah, también subieron a Agmeth Escaf cuyo mérito es vender Boka sabor corozo y hacer payasadas en tiktok.

Miguel Polo muestra que hay una forma distinta de hacer política, sin maquinarias, en las redes y en las calles, derrotó al establecimiento, a los políticos profesionales y a los compradores de votos. Muchos de esos compradores de votos han dicho alarmados, se ha vuelto muy costoso ganar elecciones, y esto es gracias al activismo en redes sociales.

Gustavo Petro no trajo más democracia, por el contrario, más del mismo elitismo, más del gobierno de los de siempre, toda la clase política tradicional fue a parar donde Petro, algunos en primera vuelta, el resto en segunda. Hoy todos esos están gobernando con Petro.

Ya está claro que este no es el gobierno de los nadie, pero Miguel Polo tiene una oportunidad única, por un lado, para liderar la oposición desde la Cámara de Representantes y por el otro, para representar y darle voz a los millones que ya están inconformes con la clase política en cabeza de Gustavo Petro.