La fatal arrogancia: Por Rafael Torres Camargo

Rafael Torres Camargo

“Es difícil imaginar una forma más estúpida o peligrosa de tomar decisiones que poner esas decisiones en manos de personas que no pagan precio por equivocarse”, Thomas Sowell.

Thomas Sowell es, sin duda alguna, uno de los economistas más importantes de nuestra generación. En su Libro ‘La Busqueda de la Justicia Cósmica y los Intelectuales en la Sociedad’, Sowell es crítico de aquellos que, con ingenuidad, creen que sus acciones bien intencionadas son suficientes en sí mismas para generar impactos positivos. Los pensamientos de Sowell son más que aplicables en Colombia, ya que vivimos en un país donde el Congreso cree que puede construir utopías a través de leyes.

Hace algunas semanas, varios congresistas anunciaron con orgullo la radicación de un proyecto de ley en el cual daban una licencia remunerada a los trabajadores que sufran la muerte de su mascota. Este proyecto de ley busca que todo trabajador, sin importar la modalidad en la que este fue contratado, tiene derecho a dos días de licencia remunerada por el luto de la muerte de su mascota.  En mi opinión , es un acto de populismo para ganar simpatía en una época donde cada vez nuestros perros son más importantes en nuestras vidas. El país enfrenta unos números de desempleo escalofriantes frutos de la pandemia y es el momento para incentivar la inversión , el crecimiento y la generación de empleo. En el diseño de políticas públicas poco importa dónde están las intenciones sino que  incentivos genera la política pública formulada.

La gente responde a los incentivos; es uno de los principios básicos de la economía. En Colombia, muy pocas personas trabajan bajo un contrato laboral a término indefinido , la gran mayoría de personas trabajan de manera informal y una gran parte bajo modalidades como la prestación de servicios . Esto se debe, en su mayoría, a que contratar a alguien en Colombia, implica no sólo un alto costo para el empresario, sino también un altísimo riesgo para este, debido a lo costoso y desgastante que puede llegar a ser en caso tal que le toque despedirlo. En estos tiempos de crisis económica, cada vez que imponemos un costo al empleador, condenamos a un trabajador a la informalidad.

Los congresistas de nuestro país tienen un lujo que muy pocos trabajadores/empresarios tienen: No viven directamente las consecuencias de sus errores. En el momento en que un plomero falla en su trabajo, sufre directamente las consecuencias, ya que nadie vuelve a contratar al plomero que no soluciono un problema.  Un congresista nunca ve un detrimento en su salario debido a que sus políticas no funcionaron. Además, cualquier autocrítica que un congresista haga puede ser perjudicial para su reelección. Esto los hace vivir escudados del mundo real y ajenos a las ramificaciones de sus propias decisiones.

En Colombia tenemos una concepción de legislar para mostrarle a la opinión pública y gestión, cuando esto solo debe hacerse en los casos que sea estrictamente necesario. A veces, los servidores públicos deben dejar la fatal arrogancia de intentar crear utopías, y ser conscientes de que sus acciones pueden generar infiernos. Si comparamos el funcionamiento del Congreso norteamericano con el colombiano, vemos como el primero cumple más la función de hacer control político en lugar de legislar. El Congreso es un pilar fundamental del sistema para el equilibrio de poderes, y no necesita avanzar proyectos de ley en cantidades para que este cumpla su función. Las figuras políticas en Estados Unidos, todas se hicieron famosas en los debates de control político , Ted Cruz se hizo famoso mientras leía a Dr. Seuss durante la controversia por el Obamacare , Nancy Pelosi se volvió reconocida a nivel mundial por su oposición al gobierno de Trump, y Mitch Mcconnell lleva más de veinte años siendo famoso por hacer oposición a Demócratas y Republicanos.

En este contexto,  donde la recuperación económica y la activación del empleo son esenciales para el país , no nos podemos dar el lujo de tener políticas públicas que sean contraproducentes solo por el hecho de que quienes las diseñan no están sujetos a la ramificaciones de las mismas. El país necesita urgentemente que todos volvamos a estudiar , trabajar y vivir.

Comenrarios de: “La fatal arrogancia: Por Rafael Torres Camargo

  1. Maravilloso escrito Necesitamos jóvenes pensantes que ayuden a este país en la toma de decisiones

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