El Voto Electrónico, Digital, o Virtual en Colombia no es un Avance, es una Amenaza. Por: Javier C. Mejia

Javier Mejia -Columnista- elBogotano

El código electoral colombiano que presento el registrador nacional Alexander Vega en sus más de 300 páginas, tiene unos grandes retos para la modernización, ejecución, efectividad, y transparencia en las elecciones a futuro. Hay muchas cosas por resaltar que benefician a los electores colombianos y a los partidos políticos, en temas de cómo evitar el fraude electoral por medio de la verificación dactilar al momento del sufragio, no todo es malo en esas propuestas, pero si hay algo muy preocupante para los constituyentes primarios, y es el caso de la implementación de mecanismos electrónicos al momento de ejercer el derecho al voto. Si bien es cierto, el país enfrenta uno de los retos más grandes en las elecciones, y es el abstencionismo, tema al cual se le debe dar prioridad para mejorar dicha falencia, pero la solución no es implementando dispositivos electrónicos que pongan en riesgo la integridad de la democracia.

El abstencionismo es claramente el resultado del engaño de los políticos, que cada cuatro años hacen discursos propagandistas y prometen cumplir agendas que saben muy bien que no son viables, otras que quizás pueden cumplir y aun así no lo hacen, o terminan haciendo lo contrario a lo prometido en campaña; ahí es donde inicia la gran culpabilidad de la poca presencia del electorado en el día de las elecciones. El resultado es que ya nadie les cree, y eso hace que las personas se desmotiven a ejercer su derecho al voto; el país quedo sometido a un régimen de que son los mismo con los mismos, y que nadie más tiene las facultades para ejercer esos cargos, convirtiéndose así en los grandes generadores de la polarización política colombiana.

Ahora bien, debemos ser consientes que las elecciones en cualquier país democrático son un tema de seguridad nacional, y no por ende se le puede poner a disposición el manejo a compañías extranjeras a que utilicen un software para que operen el ejercicio electoral de la nación, así a los partidos políticos les den las facultades y tengan acceso a los códigos fuentes para una previa y posterior de esos programas desarrollados por extranjeros. Por otra parte, implementar el voto digital como lo propone el registrador nacional, Alexander Vega para las elecciones del 2022, es una amenaza más que una oportunidad, no genera ninguna confianza en el electorado, principalmente por el fraude electoral que ha ocurrido y se ha evidenciado en otros países de América Latina. Debido a esas experiencias, y a otras razones más a profundidad, en países desarrollados como Alemania, Holanda, Irlanda, Inglaterra, y Estados Unidos, que cuentan con avances tecnológicos altamente desarrollados, y que tuvieron esos mecanismos electorales hace unos años, decidieron retirar dichos dispositivos por las vulnerabilidades tan grandes de fácil manipulación y control que estos sistemas generan; ultimando a estas naciones a volver al voto tradicional, sin mayor complejidad de que las elecciones se realicen de la misma manera que quizás se venían realizando por hace décadas.

Por otra parte y como es conocido por todos, el narcotráfico ha influenciado en las elecciones colombianas por los últimos 40 años, ahora sí esta metodología de voto digital, virtual o electrónico se implementa en el país, estaríamos a un click de perder la democracia, ya que Colombia cuenta con todos los recursos ilícitos para comprar conciencias, estaría aun más factible a la manipulación de dichos mecanismos, sin tantas trabas y exposición por parte de los corruptos electorales. El pasado 20 de Julio del 2020, el registrador nacional en conjunto con 21 representantes del partido centro democrático, y dos por el partido de la U, presentaron un proyecto de ley, que promovía la implementación del voto electrónico, digital, virtual, o remoto, NO PRESENCIAL para las próximas elecciones, el cual retiraron días después como partido, quizás por la presión de los ciudadanos.  En este nuevo código electoral el registrador nacional propone que sea iniciado como plan piloto en las elecciones del 2022 con los colombianos que residen en el exterior, sin olvidar que para el 2026 debería ser realizado también al interior de Colombia. Esa metodología de voto digital tiene un grave peligro para todo, y es que su método de autenticación y validación para identificar al votante debe ser por medio del reconocimiento facial (una privación a la reserva del sumario) colocando en riesgo, el principal eje fundamental del ejercicio al voto, el SECRETO del mismo.  Este método de autenticación puede poner en riesgo la integridad del constituyente primario, ya que puede ser usado posteriormente como método de perfilamiento como hoy en día lo llaman, pues no se sabe quién va a ser el dueño de la información, en manos de quienes pueda terminar, y para que pueda ser usada a futuro.

Cualquier mecanismo de autenticación, en algún punto, por más seguros que sean los sistemas operativos, deja huellas digitales, permitiendo hacer la trazabilidad desde donde se ejerció el voto por las direcciones electrónicas (I.P), y por su reconocimiento facial como lo proponen. Así hagan la negación de la trazabilidad, todo es posible, en el mundo digital, virtual, o electrónico, pues existen las herramientas, y de eso si que conocen muy bien tanto los programadores y desarrolladores de software, como los hackers.  Por otra parte, el ciudadano del común quedaría desplazado y perdería la potestad de poder ser testigo electoral en el escrutinio, pues no podría garantizar que los resultados que se exponen mediante el sistema electrónico sean los correctos, dejando en entre dicho su seguridad, veracidad, transparencia y credibilidad del resultado ante la sociedad.

Cabe resaltar que los colombianos en el exterior cuentan con 7 días para ejercer su derecho al voto tradicional, y aun así el abstencionismo es alto, aunque los consulados hacen el esfuerzo de llevar los puestos de votación más cercanos a los lugares de residencia donde existe la mayor presencia de connacionales, la indiferencia a las elecciones es alta, y no es por falta de presencia del estado, y mucho menos por desplazamientos o recursos como lo quieren hacer ver.  Aunque no existe un censo electoral para los colombianos en el exterior, se estima que hay aproximadamente 5 millones de connacionales fuera de Colombia, de los cuales en las últimas elecciones, tan solo 259,539 de ellos ejercieron su derecho al voto, de los posibles 1.376.071 que pudieran hacerlo. La mayor participación electoral de los colombianos en el exterior se encuentra en países como Estados Unidos, España, Venezuela,  Canadá, México, Argentina, Chile, Perú, Panamá, Costa rica y Australia. Países donde existen consulados y embajadas que prestan un servicio de voto presencial  excepcional en cada elección popular. Por otra parte, hay países como Dinamarca, Rusia, Polonia, Noruega, Irlanda, India, Finlandia, Marruecos, Egipto, Turquía, Corea del Sur, Vietnam, Tailandia, Malasia, Argelia, Grecia, Indonesia, entre otros mas, que no superan los 150 votos en totalidad, sin mencionar en detalle que unos de ellos no superan los 10 votos por país.

Además, en el caso de que la sociedad civil o un partido político deseen hacer una auditoria en el voto digital, virtual o electrónico, quedaría en manos de programadores o expertos a creer en los resultados que ellos expongan. Dicho esto,  no existiría el mecanismo adecuado para que el ciudadano del común respalde tal resultado, ya que se estaría aboliendo la metodología del uso del papel para un reconteo de votos de ser requerido, y mucho más, si este plan piloto se implementa con los casi 5 millones de colombianos residentes en el exterior.

Además, también existen otras implicaciones operacionales técnicas y de ciber-seguridad que el ciudadano del común no entiende y no tiene porque ser experto en el tema, donde de igual manera estas implicaciones afecta por ende a los candidatos y a los partidos políticos. Aunque el voto electrónico ya existe en la constitución colombiana, tiene unas variables no modificables, y es que tiene que ser PRESENCIAL, un poco más seguro pero igualmente vulnerable, ese mecanismo debe generar un voto en físico por medio del papel que respalde tal transacción del voto electrónico, este comprobante serviría en caso de que se desee hacer una auditoria y un reconteo de votos. Caso contrario a lo que ocurre con el voto virtual o digital, no dejaría ningún sustento físico en papel para poder hacer una auditoria de ser necesario, tanto por parte del ciudadano, como del candidato; es aquí donde estaría el mayor riesgo potencial para un fraude electoral, con la variación de poder alterar algunos algoritmos digitales con tan solo un click, ya sea para el beneficio de un partido o para la desfortuna del  otro. Aquí afecta a la democracia en general, sin importar los lineamientos políticos.

Aunque existen tecnologías como blockchain o cadena de bloques, que se utiliza para hacer transacciones bancarias virtualmente, esta metodología tiene dos dolientes, y eso garantiza un poco más la integridad, tanto el que realiza el giro del dinero, el cual puede verificar que su transacción fue exitosa y así lo ve reflejado en la plataforma correspondiente, como el recibidor, el cual le garantiza a su usuario que su transacción corresponde a dicha ejecución. Ambos con la facultad de ver simultáneamente la misma plataforma en caso de ser necesario para hacer una reclamación. Caso que no ocurriría con el voto digital, virtual o remoto, el sufragante no puede garantizar que su voto si está siendo aplicado o respetado a su preferencia. Aquí se está jugando con la democracia de nuestro país; alterar la operatividad de este ejercicio no debe llevar ningún mensaje de urgencia, como para pasar en tan solo cuatro debates este proyecto de ley, y que se apruebe antes de diciembre del presente año, sin hacer los debidos análisis correspondientes, de ser aprobado de esta manera, se estaría fraguando un atentado o un golpe de estado a la democracia.

Es por esto, que los ciudadanos deben hacerle un llamado a sus congresistas, y exigirles a que haga un alto en el camino, y no permitan que este artículo sea aprobado en este nuevo código electoral colombiano. Sabemos muy bien que la tecnología avanza y es benefactora para muchos casos y quizás ha sido muy útil en estos momentos de pandemia, herramienta muy utilizada hoy en día, tanto en el campo empresarial, educativo, personal, entre otros,  pero esto no garantiza lo que el ser humano pueda hacer detrás de ella, y mucho menos en un país donde somos pioneros en los índices de corrupción y narcotráfico, superando todos los records mundiales. La sostenibilidad de la democracia es responsabilidad de todos los ciudadanos.

Comenrarios de: “El Voto Electrónico, Digital, o Virtual en Colombia no es un Avance, es una Amenaza. Por: Javier C. Mejia

  1. Tarde o temprano, el voto electrónico habrá que implementarlo. Mientras nuestro pueblo sea corrupto en un porcentaje alto de habitantes, ningún sistema será confiable.

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