Muchos creen que elegir un buen presidente garantiza un país próspero, pero en Colombia el Congreso de la República es el que puede dejar que haya un avance, un retroceso o un estancamiento. En la posesión del nuevo Congreso se vio un país dividido, con odio y rencor. Quedó en evidencia la falta de respeto por el otro que no permite un debate digno y de buen nivel. Sin embargo, todos y todas tenemos la esperanza de que ese comportamiento haya sido solo por un día y que no vaya a ser una constante en los próximos cuatro años.

Iván Duque hizo su rendición de cuentas en su discurso, donde replicó su mandato de poca escucha y mucho pecho afuera. No fue capaz de escuchar a la oposición, pésimo ejemplo por parte del jefe de Estado. Algo que le jugó en contra a Duque durante todo su gobierno fue el Congreso que ayer lo abucheaba. Muchas de sus propuestas de ley y reformas no se pudieron llevar a cabo, ya que no pasaban en el debate de los congresistas. Puede ser que si hubiera tenido congresistas más simpatizados con su plan de gobierno, hubiera podido hacer un buen legado bajo las propuestas que planteaba.

Llega ahora un gobierno de izquierda, algo nuevo para un país dirigido, históricamente, por las burocracias y partidos tradicionales. El congreso es la última carta, la que puede hacer que el presidente se lleve toda la apuesta o la pierda toda en su jugada. Debe ser una institución responsable y con debates con personas informadas y decentes. El congreso debe aprovechar su poder para buscar el progreso del país y no para ser un obstáculo para las reformas que presenten ciertos políticos. Petro tiene un escenario alentador, debido a que el Pacto Histórico tiene la mayor cantidad de curules en el nuevo periodo.

La Silla Vacía publicó unas cifras donde se ve un nuevo congreso: más participación de mujeres, indígenas, personas de la comunidad LGBTIQ+, personas de diferentes razas, entre otros. Por primera vez hay mayor número de congresistas novatos que antiguos. Esto se puede ver reflejado en una Colombia donde haya debates que busquen avanzar en temas sociales que hoy en día inquietan a los jóvenes y sectores de la sociedad que no tenían voz política. Debe haber una ética clara en los nuevos y nuevas congresistas, porque eso garantiza un buen manejo de la democracia y de la institución que aprueba reformas que afectan a todo el país. 

El congreso es un As bajo la manga de todos los presidentes. Algunos cuentan con la fortuna de tenerla en su mano, porque su partido tiene mayoría en curules, pero hay otros que se pasan su mandato buscando ese As para poder ganar. Considero que gran parte del fracaso del gobierno saliente fue que nunca encontró esa carta sustancial. Aunque podía tener un plan de gobierno con reformas importantes y positivas, no tuvo suerte en ninguna mano que se jugó en la mesa. Es por eso que las elecciones del congreso son tan cruciales. Las y los colombianos debemos escoger con inteligencia y con argumentos a esas personas que van a decidir a quién le dan el As. Votar a conciencia en el congreso es igual de importante que elegir un presidente apto.

Siendo espectadores de la nueva partida de cartas que está por empezar hay que tener esperanza. Confiar en que elegimos un buen congreso que va a permitir al presidente electo hacer buena parte de su plan de gobierno. Petro necesita ser un líder fuerte y convincente ante el congreso para que no sea un mal jugador como Duque. Ojalá que Petro tenga un As bajo la manga.