De La Séptima Papeleta a Un Papelón: Por Rafael Torres Camargo

Rafael Torres Camargo

La memoria selectiva es una característica fundamental de la manera en cómo los seres humanos contamos historias. En Colombia, sin lugar a dudas, pocos sucesos históricos se cuentan con tanta memoria selectiva como la historia de la séptima papeleta y cómo esta derivó en la constitución de 1991. Nuestros constituyentes nos hablan de manera épica de cómo un movimiento que comenzó con estudiantes universitarios, terminó en una constitución que cambió la historia de nuestro país. Poco se habla de los defectos de la constitución del 91, o de la influencia que tuvo el narcotráfico en esta para evitar a toda costa la extradición.Todas estas historias épicas de estudiantes cambiando el curso de nuestro país  mediante a la acción política, nos hace sentir como unos inútiles a la generación que ve todas sus clases en pijama, y no sabe qué tan altos son sus compañeros de clase.

En 30 años, la educación en Colombia pasó de hacer el movimiento de la séptima papeleta a ser un completo papelón. En Noviembre de 2019, hubo una gran manifestación estudiantil, en donde tanto los sindicatos como los estudiantes, pedían a gritos más recursos para la educación. Muy callados  están ahora cuando la mayoría de colegios públicos no tienen presencialidad los cinco días de la semana, y las universidades siguen cobrando millonadas por ver semestres por Zoom. Los mismos que hablaban de cómo la educación es clave para construir un país más igualitario, y casi destruyen el país en noviembre de 2019 pidiendo mejoras en la educación, ahora son cómplices con su silencio de la negligencia de FECODE para volver a la presencialidad.

Que ironía tan perversa es que casi dos años después de aquellas manifestaciones, en donde varios estudiantes se reunieron con el gobierno nacional con el fin de diseñar políticas para mejorar la educación en Colombia, el analfabetismo volvió a ser un problema para el país debido en gran parte a la falta de presencialidad en los colegios. Para los estudiantes universitarios la presencialidad es importante para subir el estándar académico y volver a la vida universitaria, sin embargo, para los niños es algo ESENCIAL. No puede ser normal para un niño menor de diez años vivir la vida sin socializar con otros niños, y que la mayoría de sus interacciones sean con sus papás.

Muchos hablan de cómo la Selección Colombia suele ser una cortina de humo para tapar los problemas del país, pero poco se dice cómo la Selección volvió a jugar frente a un Metropolitano lleno antes de que volvieran los colegios públicos en su totalidad.  Me parece curioso cómo hemos normalizado un mundo en el que se puede salir de rumba , ir a comer a restaurantes , ir a teatros y cines, pero donde los niños no van al colegio.  Uno de los peores impactos de la pandemia es haber logrado aumentar la desigualdad en un país tan desigual como  Colombia. No quiero ni imaginar los problemas que va a causar a futuro el hecho que solo los niños cuyos papás tienen la posibilidad de mandarlos a un colegio privado, reciban una educación de calidad. La falta de oportunidades en Colombia para los hijos de familias de bajos recursos, debería ser un punto esencial en la agenda de todos los candidatos presidenciales.

Los sindicatos de profesores hablan de lo degradada que esta profesión, y cómo algo tan importante como la educación no puede ser tan pobremente retribuido. Poco ayudan a su causa al haber dado pocas clases en el 2021, atribuyendo riesgo a su salud,  pero no dudar ni un segundo para salir a protestar masivamente en abril durante el paro.  Lo mismo aplica para los estudiantes universitarios, ya que cada día son más los que saben repetir a la perfección eslóganes políticos pero no saben las bases de su carrera.

En casi todas las universidades del país, nos cuentan cómo un puñado de estudiantes cambió la historia de su país para siempre.Nos cuentan solo una parte de la historia para no quitarle lo romántico al movimiento de la séptima papeleta. No podemos tener memoria selectiva ahora, y tenemos que recordar como un grupo de estudiantes y profesores se unió para pedir más recursos para educación en 2019. Dos años después , los profesores se aprovecharon del contexto de la pandemia como excusa para nunca volver a la presencialidad y los estudiantes que tanto decían que les importaba la educación mientras rompían locales y se enfrentaban al ESMAD, nunca dijeron nada mientras condenaron a miles de niños al analfabetismo.

Comenrarios de: “De La Séptima Papeleta a Un Papelón: Por Rafael Torres Camargo

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *