Un elefante detrás del Presidente. Por: Jorge Luis Diaz

El presidente de Colombia al parecer recibió dineros de narcotraficantes en su campaña a cambio de beneficios carcelarios, disminución de penas e incluso, la excarcelación para los mismos. Ya van dos veces en la historia que el mundo se despierta con la misma noticia. La primera, en 1995 cuando conocimos de voz del tesorero de la campaña de Ernesto Samper la confirmación de la entrada de dineros ilícitos provenientes del cartel de la Cali que le dieron la victoria del expresidente liberal. La segunda, hace unos días al enterarnos que el hijo y el hermano de Gustavo Petro no solo recibieron recursos provenientes del narcotráfico, sino que eran ellos quienes los pedían.
Las alianzas que se hicieron desde la campaña de Gustavo Petro para llegar a la victoria ya eran bien conocidas además estaban documentadas por varios medios nacionales. No se sabe porque el país se toma con tanta sorpresa que un candidato que en campaña fue apoyado por personas como Santa Lopesierra, Marquitos Figueroa, Víctor Montes, y Enilce López, entre otros, tenga algo muy oscuro detrás. Es que no son hermanitas de la caridad, son narcotraficantes procesados, y parapolíticos reconocidos y condenados ¿De verdad, alguien pensó que a este tipo de personas les importan los viejos, las viejas, los jóvenes, los indígenas, los afros o los pobres? No, ellos tienen unos intereses específicos y los debieron dejar muy claros antes de establecer los apoyos; esta no es gente que se ande con juegos.
Lo que está pasando en el gobierno de Gustavo Petro es mucho más grave de lo que pasó en el proceso 8000, así el presidente quiera quitarle relevancia pidiéndole al Fiscal General investigar los hechos, o diciendo que “todo fue a sus espaldas”, una frase icónica y muy repetida que utilizó el expresidente Samper Pizano para desligarse de los hechos de corrupción y dineros calientes del narcotráfico que permitieron su elección. Sin duda este es otro elefante, ahora a espaldas de Petro ¿Cómo no lo vio presidente? Se lo señalaron los medios, sus opositores y hasta sus copartidarios.
Este es un elefante que comenzó a asomarse cuando supimos que Juan Fernando Petro y Danilo Rueda, actual comisionado de la paz, estaban visitando cárceles y prometiendo el “perdón social” a parapolíticos, paramilitares y narcotraficantes a cambio de apoyo. Un elefante que se vino de frente con las reformas que está promoviendo el propio gobierno en el Congreso: la Paz Total con beneficios para el crimen organizado, la humanización de las cárceles con la posibilidad de excarcelar narcotraficantes y el proyecto de sometimiento, que plantea que los criminales se queden con el 6% de las rentas ilícitas que generaron. Un elefante que llevaba en el lomo a su hijo, Nicolás Petro, pidiéndole dinero a personajes de dudosa procedencia y prometiendo puestos a las castas políticas corruptas de las regiones.
Es muy difícil creerle al presidente Petro que todo fue a sus espaldas cuando en su gobierno se ha tratado de cumplir muy eficientemente las promesas hechas a los criminales de este país, y es su hijo el que conduce el gran elefante y le ha cumplido a varios de sus compromisos, siendo uno de ellos el ex procesado por parapolítica Musa Besaile. Mucho menos creíble el pensar que los dineros no entraron a la campaña cuando nos acabamos de enterar que las cuentas no cuadran: hay pagos a empresas fantasma, donaciones no registradas y una aparente maniobra de cambio de facturas para evitar sobrepasar los topes. Decir que el elefante está a espaldas del Presidente es burlarse de la inteligencia de los Colombianos, en realidad debemos prepararnos para recibir prontamente la noticia de que el mandatario es más bien quien lo guía.