Son Gente Distinta: Por Rafael Torres

Rafael Torres Camargo

El 30 de septiembre de 1938, Neville Chamberlain (primer ministro del Reino Unido para la época) aterrizó en Londres de manera campante. Después de haber estado varios días en Munich había logrado llegar a un acuerdo en el que Hitler se comprometía a dejar de invadir Checoslovaquia. A cambio de dejar de un lado sus ambiciones expansionistas, a Alemania le anexaron la región de los Sudetes, una región de Checoslovaquia la cual solía pertenecer a Alemania antes de la firma del tratado de Versalles. El acuerdo de Munich parecía ponerle fin a la amenaza expansionista Alemana y todo parecía indicar que la amenaza de una nueva guerra se había acabado.

Sin embargo, menos de 6 meses después Hitler terminó de invadir Checoslovaquia y meses más tarde invadió Polonia dando inicio al conflicto más grande que la humanidad ha visto. Fue un poco la ingenuidad de Chamberlain y el miedo de repetir los horrores de la primera guerra mundial lo que permitió que Hitler invadiera Checoslovaquia y luego Polonia, lo cual le dio una gran ventaja al inicio de la guerra. Aunque fueron muchas las causas las cuales llevaron a la segunda guerra mundial, no hay duda de que una de las principales fueron las políticas que tomaron los principales líderes del mundo frente a las actuaciones de Hitler. No hay duda de que Chamberlain cometió el grave error de no entender el fenómeno psicológico detrás del nazismo y creer que todas las personas alrededor del mundo tenemos la misma actitud hedonista frente a la vida que tenemos en occidente.

Fue el gran escritor inglés George Orwell el primero en hablar sobre el fenómeno psicológico detrás del nazismo y las fuerzas que motivaron el apoyo a Hitler. Orwell menciona en su ensayo sobre la obra de Hitler “Mein Kampf” (mi lucha) cómo después de la primera guerra mundial se generó una línea de pensamiento en occidente en la que se asumía que los seres humanos no deseaban más que tranquilidad, seguridad y evitar el dolor.  Según Orwell ,  Hitler dentro de su mente macabra sabía que los hombres también deseaban en cierta medida lucha, autosacrificio, banderas y desfiles militares como muestras de patriotismo. Para Orwell, el nazimo era psicológicamente mucho más sólido que cualquier concepción hedonista debido a que reconocía esta necesidad que tienen los hombres de sacrificarse por causas más importantes que nosotros mismos.

La semana pasada nos levantamos con la noticia de la invasión rusa en Ucrania. La principal reacción de la gran mayoría de líderes del mundo fue imponer sanciones económicas, las cuales en pocos días han devastado la economía rusa. Sin embargo, a veces en occidente se nos olvida, tal como se le olvidó a Neville Chamberlain, que no todos los seres humanos quieren la prosperidad, la seguridad y la paz. Se nos olvida como países como Rusia han pasado por momentos realmente atroces en su historia y han salido adelante escudándose en su patriotismo y orgullo nacional.

Aunque son figuras distintas, el fenómeno psicológico que analizó Orwell para explicar la manera en cómo Hitler entiendía la fragilidad que tenía la manera de pensar de occidente es muy similar a lo que pasa con Putin hoy en día. Cuando Hitler estaba invadiendo durante la operación Barbarroja , la gran mayoría de Rusos abandonaron sus hogares y quemaron todo lo que había a su alrededor para que los alemanes no encontraran absolutamente nada que les ayudará en su ofensiva. Por más de la moneda rusa se haya devaluado 40% en solo unos días y la economía esté en un momento complicado, los Rusos son gente que está acostumbrada a sufrir en nombre del patriotismo y el autosacrificio por su país.

La situación es complicada porque el mundo está enfrentando gente distinta, gente que psicológicamente es mucho mas fuerte que nosotros y gente a la que poco le importa el derecho internacional o las sanciones económicas. Por más que las Naciones Unidas emitan miles de resoluciones imponiendo sanciones a Rusia, hay que entender que muy poco le importa a los Rusos todas estas cosas que tanto nos importan a nosotros. Simplemente, son gente distinta.

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