El ex presidente Álvaro Uribe Vélez en su entrevista con Vicky Dávila el pasado domingo hizo un llamado al pueblo colombiano a que tuviera bastante cuidado con las elecciones del año 2022, y tiene toda la razón, debemos enfocarnos en Salvar a Colombia de las garras del comunismo. Ahora bien, el cambio no se logra haciendo una gran coalición eligiendo a los mismos que han gobernado a la nación durante las últimas décadas, que no han logrado ningún cambio, seguimos igual, cada vez más cerca del abismo, y el resultado hoy día habla por sí mismo.  La izquierda radical cada vez esta mas fortalecida, el narcotráfico está masacrando a nuestros soldados y policías, a los ciudadanos los tienen asfixiados, estamos casi al punto de que el flagelo del narcotráfico se convierta en el principal producto de sostenibilidad económica del país. La corrupción se convirtió en el pilar fundamental para la gran mayoría de los politiqueros continúen en el poder, no solo por las vías del dinero, sino también por las complicidades del electorado.

Por el lado de la justicia, se ha permitido que lleguen magistrados a realizar dictámenes no por lo que aprende en derecho, sino por lo que les decretan sus ideales políticos. Las fuerzas armadas cada vez se encuentran más desahuciadas, durante las últimas tres décadas nuestra fuerza pública ha estado a la merced de ministros carentes de conocimiento para comandar tan importantes instituciones al servicio de la nación, y todo por la permisividad de la clase dirigente que dice gobernar al país que se dedica solo a pagar favores usando estos ministerios. El poder legislativo esta pervertido, no solamente por los terroristas que hoy legislan y posan de honorables representantes  en el congreso, sino por la permisividad de los politiqueros que  aplauden, acompañan, y defienden sin ruborizarse a ese régimen que sucumbe al país. El sistema educativo se encuentra a un más perdido, los jóvenes pasaron de ser educados, a ser adoctrinados; el avance que ha logrado la Federación Colombiana de Educadores (FECODE) es un retroceso de varias décadas de resentimiento y oscurantismo hacia los ciudadanos. Ahora bien, los medios de comunicación están en el mismo escenario, se politizaron y perdieron su objetividad e imparcialidad periodística, están al servicio de empresarios poderosos que de acuerdo a su lineamiento político, interés personal y empresarial, condicionan a la sociedad de saber la verdad.

Subsecuentemente, las otras instituciones del estado no son caso contrario, son  administradas de igual manera, y por eso no vemos ninguna diferencia en la independencia de poderes, son parte del establecimiento. Álvaro Gómez Hurtado decía que “El régimen necesita que la política sea sucia, porque es la manera de conseguir la amplia gama de complicidades que se necesitan para mantener su predominio” La clase politiquera se ha encargado de sepultar la moral, la dignidad, el respeto, la historia, la fe, la ética, los valores y principios del país. Esto debemos de rescatarlo para las elecciones que se aproximan en el año 2022, no solamente desde el ámbito presidencial, se debe empezar por las alcaldías, gobernaciones, cámara de representantes, senadores y por último la presidencia, es necesidad de que cada ciudadano de bien, piense en Primero La Patria y se desligue de lo tradicional que no funciona, se empodere y sea parte del cambio. Hoy vemos la inconformidad de la sociedad con sus políticos que dicen representarlos, los partidos políticos están desacreditados, la justicia está al lado de los criminales, la corrupción en su florecer, y la criminalidad azotando al ciudadano de bien.

Aquí Colombia se está jugando el futuro de los próximos 50 años de vida republicana, debemos ser sabios en el momento de elegir a nuestros dirigentes, ya fueron varias décadas de oportunidades que se les dio a estos gobernantes, y no lograron dirigir a la nación. Estamos igual o peor que hace 30 años, no se puede caer en el juego de cada cuatro años de seguir creyendo en discursos politiqueros, eso debe ser ya tiempo del pasado; desengañémonos, ya no es tiempo de pedanterías científicas, es una obligación moral de todos nosotros de elegir un gobernante que tenga un carácter claro y definido, que no le tenga miedo a tomar y ejecutar decisiones, que le sobre la disciplina, que gobierne para todos sin olvidar a su elector primario, que se niegue a caer en el juego politiquero, que sea políticamente incorrecto y muy beligerante, que tenga claro el bien común, que sea lo opuesto a esos discursos propagandistas, que hable con la verdad, que no se arrodille ante el régimen, sino ante Dios, que piense en Primero La Patria, que ofrezca seguridad y justicia, que ningún ciudadano de bien sea dejado atrás, que uno de sus objetivos sea salvar a Colombia del comunismo, y por último que nos dé la oportunidad de construir una nueva nación.

Álvaro Gómez Hurtado nos hacia la siguiente propuesta: “La revolución social tenemos que hacerla, hay que tumbar al régimen, yo creo que Colombia si puede” y claro que si se puede, llego la oportunidad de demostrarlo, es muy simplemente, hay que castigar en las urnas no eligiendo a los mismos. El pueblo colombiano no tiene más de dos caminos para elegir, uno de ellos es; esperar a que los terroristas nos sigan aniquilando con sus balas, que la corrupción nos mate de hambre, que la justicia con sus magistrados nos devore judicialmente, o que le entreguemos la soga a los políticos tradicionales para que nos degüellen posteriormente. El otro camino es que el pueblo se despoje del caudillismo y piense en Primero La Patria,  que establezca una gran coalición ciudadana, libre, independiente, sensata, juiciosa, equilibrada, racional, desligada a los apasionamientos y  lejos de complicidades politiqueras, para que esa alianza nos lleve a ser esa Colombia que todos queremos. No hay más caminos estimados ciudadanos, ustedes deciden; o se tumba al régimen; o siguen siendo cómplice del mismo.