De un momento a otro, se activaron las campañas para el 2022. A diferencia de muchos, yo he estado bastante optimista en cuanto a las elecciones y el rumbo que los colombianos vamos a tomar. Estuve especialmente entusiasmado por la contienda a comienzos de este año: disfrutaba entrar a twitter y ver como la izquierda se estaba acabando entre sí, ver que la opinión pública por fin estaba reconociendo los errores de los alcaldes verdes, y todo esto mientras iban surgiendo candidatos fuertes de “centro derecha”: buenos administradores, técnicos, tajantes en sus posturas sin ser radicales y con una visión de país elaborada. Sí bien iban apareciendo muchos candidatos de diferentes partidos e ideologías, se sentía que había un propósito mayor que todos compartían, un objetivo mayor. De alguna manera, ese sentimiento se ha ido opacando y las agendas personales se han empezado a manifestar. Y, para ser claros, por si el propósito no es evidente, es importante dejarlo claro: en el Paro de este año se evidenció que existen personas que están dispuestos a ver el país arder con tal de llegar al poder, políticos que se crecen entre peor esté la situación y que así lo quieren mantener: ganarle la presidencia a ellos es la prioridad número uno.

Increíblemente, parece que muchos candidatos y electores no tienen esto claro: Colombia se la está jugando toda el próximo año, y las repercusiones de no hacer una campaña ganadora son muy grandes. Concentrémonos en lo verdaderamente importante, que es ganar, y no permitir que minucias ideológicas acaben la oportunidad que se está presentando de llegar unidos y fortalecidos. Hay varios candidatos que están de acuerdo en los temas más robustos y que más peso tienen en el futuro del país, pero están dejando que diferencias menores los distraigan de la verdadera meta. Importa un carajo si uno apoya el cannabis regulado y el otro no, eso no puede ser una razón para impedir una colaboración en una consulta grande en que estén de acuerdo en temas más urgentes. Desde Alejandro Gaviria hasta Oscar Iván Zuluaga, hay mucho más en común de lo que la gente cree, y también lo que algunos candidatos quisieran hacer creer. Nos tenemos que concentrar en lo que nos une, no lo que nos separa. La única forma de ganar estas presidenciales es llegar unidos, no existe otra manera. Y, en el caso de que candidatos no respeten estos parámetros, tiene que haber repercusiones para los que no se unan y fomenten una división. No puede ser que el ego de unos pocos nos cueste a los colombianos el futuro del país. Tiene que haber un esfuerzo en conjunto y tiene que empezar ya: los colombianos tenemos que ser tajantes frente a los candidatos y personas que busquen crear divisiones donde no las hay, todo por aumentar popularidad ellos. Lo que está en juego es demasiado grande, y el Paro de este año ya no lo dejó bastante claro.