Llegó el invierno para las Startups. Por: Enrique de Lima Álvarez

Llegó diciembre y llega lo que en términos de año fiscal se conoce como el último trimestre (Q4). Es este el momento donde las empresas tanto públicas como privadas entregan los resultados que se propusieron al principio del año. Para muchas, dada la situación que se vive, es el momento de defraudar a sus inversionistas, al no haber alcanzado las metas comerciales que, a principio del 2022, parecían alcanzables.

Para las startups esto es particularmente cierto. Estamos entrando a un periodo de recesión económica, donde por más de dos trimestres seguidos hay una disminución en la actividad económica (PIB). Como en general, este se está presentando debido al alza en la tasa de interés por parte de los bancos centrales en todo el mundo que buscan contener la inflación. Esto en la práctica significa que ahora es mas costoso el dinero, pues son políticas que buscan incentivar el ahorro.

Hace unos meses escribí en este mismo medio un artículo llamado el Modelo Insostenible para Emprender, donde hablé sobre los peligros para las startups de no encontrar un camino a la rentabilidad. Pues bien, ahora más que nunca estamos viendo las consecuencias de dichos modelos.

Es por esto por lo que, si han leído las noticias sobre empleo en la nación, últimamente se darán cuenta que varias startups, incluso las bien fondeadas, están cerrando sus puertas o reduciendo dramáticamente la fuerza laboral. Lo anterior sucede particularmente en industrias donde se requiere un alto capital de trabajo para financiar las operaciones, como lo es la industria Fintech (Finanzas + Tecnología).

Ahora bien, no es mi intención con este artículo criticar a los emprendedores. Levantar una empresa desde cero es una tarea extremadamente difícil que requiere de sacrificios como lo puede ser una reducción en la fuerza laboral. Los emprendedores que he conocido cuentan con una empatía enorme hacia su personal, pues han sido quienes creyeron en ellos y sus ideas, entregando su creatividad y energía para innovar y abrir mercados a productos que no existían. Ser un emprendedor significa no tener horario laboral fijo, pues el éxito de tu empresa depende de ti, y la mayoría no descansan hasta conseguir resultados. Cuando mueren o se reducen empresas perdemos todos. Se acaba una parte de la innovación, la economía se contrae, y en general, perdemos oportunidades de tener una vida mas fácil.

Lo que se viene

En momentos difíciles es donde se pone a prueba la resiliencia. Este “invierno” económico pasará. La economía es cíclica y tal como ha sido el caso de cada una de las recesiones a lo largo de la historia, volveremos a ver crecimiento económico. Para los emprendedores queda entonces la tarea de innovar más allá de los productos. Deben innovar en la estrategia comercial, pues ahora más que nunca, es vital contar con ingresos recurrentes que le den un respiro económico a la empresa. Sin embargo, también será necesario reducir costos grandes. Vendrán primero las cosas innecesarias como beneficios para los empleados (adiós fiesta de navidad), reducción en costos de oficina apenas se logren romper los contratos de arrendamiento y desafortunadamente, seguiremos viendo cortes en la fuerza laboral.

También veremos innovación, algo que suena loco, pero así sucede. Veremos varios pivots en productos y nuevas oportunidades de mercado para resolver varios problemas que vienen con las crisis.  Como el famoso caso de Airbnb que comenzó como una alternativa más barata a los hoteles en el 2008 (estallido de la burbuja inmobiliaria) cuando la gente dejo de viajar tanto, y mucha gente estaba endeudada con propiedades que improductivas y no aprovechadas.

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