Las elecciones y el mundial del 2022: Por Martín Jaramillo Ortega

Pensando en lo que será el otro año, es evidente que habrá dos eventos que van a dejar el país en vilo: Las elecciones presidenciales y la Copa Mundial de Catar 2022.

Hablemos primero de lo segundo: llegará de nuevo un mundial en el que no sabemos si Colombia vaya a participar pese a que lo que resta de eliminatoria es favorable para nuestra Selección. Además, esta vez veremos un fútbol derrotado ante el dinero. Será el último mundial de 32 equipos y se jugará a final de año debido a las altas temperaturas cataríes en junio y julio. Esto sólo demuestra que no es una sede idónea para un evento que tiene tanta reputación, o que por lo menos la tuvo. Este magno suceso también expone la apología a la banalidad que tenemos los colombianos. Confundimos un evento famoso, como lo es el Mundial de Fútbol, con un evento que sea realmente importante. Mezclar fama e importancia es un mal de nuestros tiempos y no hemos entendido que -más allá de la desbordada felicidad que genera- el fútbol es accesorio. En lo anterior me incluyo, soy culpable.

En cuanto a política, la elección presidencial del año entrante ya deja evidenciar su mayor particularidad: debido a las redes sociales las campañas electorales ya no duran seis meses sino cuatro años. Lo anterior, sumado a que son campañas en las que se han ido perdiendo las ideas y cada vez es más común ver que los candidatos se jueguen ‘la carta del miedo’ como imán de votos. Desde un lado, se infunde el temor diciendo que “nos volveremos una segunda Venezuela” y, desde el otro lado, el miedo se acrecienta pensando que “seguiremos entregándole el país a un narcoestado”. Ambas afirmaciones son tan torpes como infundadas. Tanto miedo han querido infundir, que el #OjoConEl22 ha sido de los más tuiteados durante estos años.

Ahora bien, si hablamos de panorama político la cosa se ha ido esclareciendo. Tenemos cuatro corrientes seguras: por la izquierda está el Pacto Histórico y su candidato será Gustavo Petro, quien ha hecho campaña durante estos cuatro años y además cuenta con sus más fieles adeptos como Hollman Morris y Gustavo Bolívar; sin contar otros más camaleónicos como Roy y Benedetti, quienes han tenido claro siempre que ‘el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija’.

Por el centro hay dos caminos: por un lado, está la Coalición Centro Esperanza, cuyo enfoque va dirigido a recuperar la confianza en la democracia, poner la economía al servicio de la ciudadanía, cuidar la biodiversidad y proteger la ciudadanía y los territorios; todo bajo el lema de que ‘no todo vale’. El candidato será elegido entre Sergio Fajardo, Alejandro Gaviria, Juan Manuel Galán, Jorge Enrique Robledo y Juan Fernando Cristo.

Así pues, la otra coalición de centro es el Equipo Por Colombia -anteriormente conocida como la Coalición de la Experiencia- quienes buscan acabar con la pobreza y la desigualdad en todas en todas las regiones y dar garantías de seguridad. Es conformada por David Barguil, Dilian Francisca Toro, Juan Carlos Echeverry, Enrique Peñalosa, Alejandro Char y Federico Gutiérrez. Tampoco hay un candidato definido, pero si habláramos en términos futbolísticos, estamos hablando de un equipo de experimentados jugadores, algunos ya cerca del retiro.

Por último, el candidato que ha vuelto a ganar nombre pese a sus cuestionamientos es Óscar Iván Zuluaga. Es el candidato -otra vez- de la derecha y representa al Centro Democrático; de quienes no ha tenido el apoyo que se esperaba y se ha visto últimamente remando solo. A lo mejor es esa la razón de sus particulares gesticulaciones.

Para terminar, traigo una cita de una columna de Lucas Caballero Calderón ‘Klim’ en 1978 donde, con un gran sentido del humor, hace un símil sobre la paciencia que tuvieron los argentinos para poder ganar la Copa de Mundo de ese año y la paciencia que había tenido, hasta ese entonces, Belisario Betancur para insistir y persistir en su carrera a la Presidencia de la República pese a sus derrotas. Paciencia que puede servir de ayuda emocional Petro, Fajardo, Peñalosa y Óscar Iván; hasta el momento, eternos candidatos presidenciales.

“Lo curioso es que los argentinos estaban tras el título del mundial desde 1930, cuando los uruguayos se coronaron campeones en Montevideo. Tuvieron, pues, que esperar cuarenta y ocho años para satisfacer su deseo. Y eso puede servirle entre nosotros como consuelo a Belisario. Belisario ya ha sido derrotado tres veces como candidato a partir de 1962, si no ando mal de recuerdos. Es decir, desde hace dieciséis años.

Le faltan, pues, sólo treinta y dos para triunfar si le va tan bien como a la Argentina. Pero no importa. Belisario anda ahora por los cincuenta y seis años y las gentes nacidas en Amagá son muy resistentes. Como los driles de Coltejer que ‘aguantan el uso y el abuso’. Y, sobre todo, porque, como canta el Pre debajo de la regadera, ‘a los noventa cualquiera es muchacho’.”

Esto último lo escribió Klim a manera de profecía, pese a que algunos entendidos de la historia patria dirían que -por desgracia- dicha predicción se cumplió del 7 de agosto de 1982 hasta el 6 de agosto de 1986, año en el que Belisario deja la presidencia y, Argentina, curiosamente, también queda campeona del mundo.

Aclarando que el otro año también hay mundial, y entendiendo que Argentina se perfila como un fuerte candidato al título, no me queda más remedio que, por gustos personales, augurar que las gentes nacidas en Ciénaga de Oro, Medellín, Washington y Pensilvania (Caldas), no sean tan resistentes como las gentes nacidas en Amagá. Habrá que esperar.

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