La valiosa labor del líder: formar equipo. Por: Santiago Bonivento

Santiago Bonivento
El liderazgo debe comprender el sistema entero: así de categórico. Dejar de entender el liderazgo como un asunto de individuo y reproducirlo en lo colectivo, junto con la valerosa labor de formar equipos, grupos y trabajo mancomunado, serán determinantes para consolidar un liderazgo que trascienda más allá del yo y se consolide en el todos.

Hablar de liderazgo en el siglo XXI se ha vuelto un asunto de extrema relevancia y de muchísimo interés en diferentes espacios. La academia, los centros de pensamiento, las empresas y las conversaciones informales pudieran enumerarse, dentro de una larga lista adicional que les complementa.

Sin embargo, poco se habla de los tipos de liderazgo y, menos aún, de los problemas que resuenan en que los líderes surjan, si es que es posible hablar de un surgimiento de un líder y no de un nacimiento del mismo. Y es que es allí, precisamente, en donde considero que ha de radicar la más primigenia de las conversaciones sobre la materia: ¿por qué se hace un líder? o, mejor, ¿para qué el liderazgo?

Concebir el liderazgo como un acto individual de un ser humano conduce a entender este concepto como uno de corte individualista o, a lo sumo, centrado en el yo. Por el contrario, concebir el liderazgo como respuesta decidida a problemas sistémicos, tan recurrentes en una sociedad como la nuestra, llevará, a este concepto, a un nivel ulterior y superior, en donde realmente se ejerza en pro de la sociedad.

El problema sistémico, en una construcción propia del concepto, no es nada diferente a todo aquello que se hace pensando en que no hay nadie más - ni por encima, ni por debajo - del yo. Y que, por lo tanto, la actuación personal no impacta - ni impactará - situaciones colectivas o espacios grupales. El resultado, por supuesto, la afectación desmedida de un sistema que, sin una de sus piezas, queda cesante y a la deriva. Importante manifestar que la construcción de este la he ido edificando a partir de un extraordinario curso de liderazgo que, desde su nombre, es llamativo, innovador y diciente: Liderazgo X Bogotá.

Al final, un líder que trasciende es aquel que concibe que el problema sistémico es la principal causa raíz a combatir y que, a partir de allí, edificar una organización, una sociedad, una familia o cualquier grupo de dos o más personas, es y será, a lo sumo, un ejercicio mucho más amigable y ameno.

Dicho ello, el líder no puede ni podrá ejercer un liderazgo efectivo por sí solo y es en donde, entonces, cobra relevancia la que, para quien acá escribe, es la cualidad más valiosa - y difícil - que todo líder ha de cultivar: el formar equipo.

No basta con armar equipo. El reto va un paso más allá: es la formación de este. El comprender que nadie es más importante que todos juntos, como alguna vez - y de manera absolutamente parafraseada - compartió en un grandioso video motivacional el por entonces seleccionador nacional del equipo de fútbol masculino de mayores, José Pékerman.

El problema es de corte sistémico y, por lo tanto, dar cuenta de un equipo formado y capaz, hará que su solución sea más fácil de abordar. La sociedad misma, sin necesidad de parafernalias, lo valorará y, ergo, lo agradecerá.

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