La paz firmada en la Habana. Por: Natalia Bedoya.

Natalia Bedoya -Columnista- elBogotano

Definitivamente no hay mejor juez que el tiempo. La necesidad de adoptar una reforma al acuerdo que sobrepuso a los victimarios sobre las víctimas, se hace innegable ante los ojos de cualquier persona que crea en la justicia. Es imposible construir una paz duradera y definitiva sin corregir las errores cometidos por el afán de ganar un Nobel de Paz.

Las víctimas siguen sin ser reparadas integralmente. Hoy tenemos 17 departamentos, 114 municipios y 4.069 veredas con presencia de hombres armados de las Farc, disidencias, Gaor o como las quieran llamar, al fin y al cabo bandidos que siguen aterrorizando a los colombianos. Según información de inteligencia militar, se trataría de más de 2600 hombres en armas y 1700 colaboradores que hacen parte de sus redes de apoyo.

Este grupo armado sigue operando a sus anchas mientras algunos de sus ex jefes guerrilleros siguen legislando, recordándonos cómo la impunidad se volvió el camino del fracaso del proceso de paz.

Juan Manuel Santos logró sentarlos en la Habana, firmó con ellos un acuerdo, pero no logró una paz con garantías de no repetición. La mayor evidencia de lo anterior es que Jesús Santrich e Iván Márquez volvieron a las armas. Hoy el Presidente Duque tiene la oportunidad de construir la paz que todos anhelamos, modificando los puntos del acuerdo que impiden el camino definitivo hacia la justicia y la legalidad .

Ni risas ni trizas. Sin polarización, sin enemigos y amigos de la paz. Debemos avanzar como un Estado social de derecho, en busca de una verdadera reconciliación. Tenemos una oportunidad única que solo se logra si se modifican los puntos que impiden que haya verdadera justicia ante los crímenes de las Farc. Es el momento.

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