En memoria de Luis Carlos Galán. Por: Daniel Felipe Escobar 

Daniel Escobar

Lo recuerdo bien. Fue para una de las últimas clases de “Historia política de Colombia” que cursaba en el año 2016. Me encontraba en la biblioteca Luis Ángel Arango solicitando un par de libros que contenían información sobre la política económica del Frente Nacional, los cuáles servirían para concluir el trabajo final – engorroso de por si – de dicha asignatura.

Los que han tenido la oportunidad de ir a leer y disfrutar de un momento tranquilo y agradable de aprendizaje en ese lugar, saben que es indispensable solicitar el libro que se requiere a través de un sistema a veces tardío, para luego ir a recogerlo en uno de los puntos de entrega de la biblioteca. Es un proceso hasta jovial y expectativo, pero entre todo, aquí empieza esta historia.

A mis manos llego un libro de la manera más curiosa posible: cuando la bibliotecaria me estaba entregando los dos tomos que solicité, hábilmente le sumo un libro más a la pila que llevaba en mi mano derecha. Le comenté que no había pedido ningún ejemplar de más y ella me respondió que en el sistema estaban asignados tres libros a mi nombre y que no podía retener aquel articulo sobrero allí. Esa obra era responsabilidad mía desde aquel momento.

No me molesto, sin pestañear y con entusiasmo tomé el libro y lo lleve a la mesa de estudio. Inmediatamente cuando leí el titulo, sabía que por azares de la vida era un libro que iba a marcar políticamente el resto de mi existencia: “Los municipios: dueños de su destino” del autor Luis Carlos Galán Sarmiento. Era un libro casi que amarillo, muy corroído por el tiempo, con un olor particular a madera seca y algunas débiles páginas que estaban a centímetros de despegarse.

Sin embargo, yo no dejaba de observar detenidamente las palabras “municipios y destino”. ¿Qué político Colombiano de una enmendadura tan exorbitante como la que tuvo Luis Carlos Galán había escrito sobre los municipios del país, dejando por un momento la apasionante tarea de estudiar una nación como la nuestra? Hasta el momento he conocido unos pocos, pero no han delegado un trabajo tan formidable como el de Galán hasta el día de hoy. Soy testigo de ello.

Desde aquel entonces, tuve una cita cada tres días en la biblioteca con ese libro, que de hecho siempre fue el mismo porque era el único ejemplar que conservaba la estantería del lugar, lo que le agregaba un toque más de rareza y singularidad al asunto. Lo disfrute mucho y quise profundizar más sobre esa visión y misión tan clara, concisa y real del país, la cual había tenido la oportunidad de estudiar en ese pequeño tomo de ideas y pensamientos absolutamente precisos y puntuales.

Confieso que nunca me había sentido tan identificado con ningún político hasta aquel entonces, inclusive me parecían repulsivos, algunos aún, sinceramente. Mucho menos me había identificado con un partido político hasta que descubrí los pilares con los que nació el Nuevo Liberalismo: plantearle al país grandes debates de fondo sobre la recuperación de la intelectualidad en la política Colombiana.

Pues bien, allí comienza toda una expedición individual por estudiar, comprender, analizar, criticar, construir y ejecutar el legado de Luis Carlos Galán Sarmiento: el sueño de un país que se organiza, que se expresa, que se hace representar y que se asegura del control del poder por los medios más pacíficos y conscientes que representan una nación tan insumisa como Colombia desde un manifiesto de paz, libertad y justicia.

Hoy, 33 años después de su magnicidio no hay aún palabras para medir y expresar la perdida de un pensador e intelectual tan importante para nuestro país como lo fue Galán. Somos una nación que perdió parte de su rumbo colectivo con el asesinato de un líder político tan brillante, perspicaz, criterioso, espiritual e inteligente, que de no haber sido por el oscuro poder del narcotráfico y las élites políticas, habría de haber dejado escrito el inicio de un destino no solo de los municipios, sino de un país para todos y para siempre.

De Daniel Escobar en memoria de Luis Carlos Galán Sarmiento: aquel pensador que inspira mi espíritu político rebelde, quien a través de sus ideas me ha hecho asumir conscientemente la hora histórica de obrar por el país sin perder un instante. Y de entender que la vida en el fondo es muy corta para dilapidarla, porque la vida es apasionante para gastarla en el servicio de nuestra patria.

“Compañeros, el viaje continua. Con la misma brújula, con el mismo destino, con una nave más grande. ¡Por Colombia, siempre adelante, ni un paso atrás, y lo que fuere menester sea!”.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *