De "más que un club" a un club más: Por Nicolás Morales

Nicolás Morales

La frase más trillada y utilizada en la historia de las crisis es la famosa "crónica de una muerte anunciada", cortesía de la fabulosa obra de Gabriel García Márquez, pero aplica para este caso. El Barcelona es el gigante caído de Europa: sin identidad de juego, en una situación económica de espanto, y afrontando su primera temporada en más de 15 años sin Lionel Messi. Lo que vive el equipo catalán es un auténtico espiral en caída que pareciera no detenerse.

Dejando de lado que me gusta el Barcelona, como aficionado del fútbol me duele ver a uno de los equipos mas grandes del mundo en una crisis futbolística, económica y administrativa tan gigante. El tema económico es conocido por todos, pues por temas de salarios no pudieron volver a contratar a Lionel Messi, y los jugadores referentes del plantel tuvieron que reducir sus sueldos a la mitad para poder inscribir a los nuevos fichajes. La herencia que recibió Joan Laporta por parte de Josep Bartomeu fue la de un barco sin timonel a mitad de su hundimiento.

Pero ya no más el tema económico, quiero centrarme en el tema futbolístico después de ver a aporreada que el Bayern Munich le dio (otra vez) al cuadro catalán. Un 0-3 en el Camp Nou el cual resulta más humillante cuando se le mira con lupa. El Barcelona salió con un esquema totalmente defensivo, con los 11 jugadores en campo propio, buscando jugar al contraataque, refugiados debajo de su arco. Si, el equipo que maravilló al mundo en la década de los 2010 con su juego ofensivo y delanteras letales se guardó en su propio campo ante los alemanes. Muestra de esa cobardía con la que se planteó el partido fue la cantidad de tiros a puerta por parte de los catalanes, un redondo cero, haciendo que Manuel Neuer fuera un espectador más en el estadio.

Al Barça desde hace años muchos periodistas y conocedores del fútbol lo señalaban como un equipo sin identidad, pero que en el campo era maquillado por un factor: Messi. El equipo no gana la Champions desde 2015, y ha tenido varios fracasos en los últimos años en esa competencia, pero con el argentino marcando más de 40 goles por temporada, pareciera que no todo estaba perdido. Vaya sorpresa (para mí no), la que se llevaron los aficionados al ver un equipo pálido y sin una sola idea en su primera noche de Champions sin Messi. No voy a negar que el equipo tiene buenos jugadores, porque si los tiene, pero son jugadores que no tienen líder, que no tienen en el campo junto a ellos al mejor jugador de la historia, quien podía producir magia en un instante y prender ese deseo de ganar e ir hacia adelante. Sin Messi, todos se ven muy normales.

Doloroso para quienes crecimos viendo en el Barça la magia de Ronaldinho, al equipo de Pep Guardiola que maravilló al mundo con Messi a la cabeza, a aquel cuadro de Luis Enrique que conquistó un segundo triplete con la delantera Messi-Suárez-Neymar, ver ahora un equipo sin alma, sin rumbo, y que no pareciera tener salida cercana de esta crisis. El famoso lema, "Más que un Club", siento que con la ida del argentino hay que cambiarlo, pues el Barcelona ahora es un club más.

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