De mal, ¿en peor?. Por: Miguel Velarde

Lo más importante es superar la etapa de incertidumbre

Nadie imaginó que el año que termina iba a ser como fue. Es más, incluso declarada la pandemia a principios de 2020, tampoco nadie imaginó que llegaríamos a diciembre inmersos en una compleja situación sanitaria, económica y política.

A esta altura, con un optimismo exagerado, quizá muchos prefieran convencerse de que el comienzo de un nuevo año llegará, mágicamente, de una manera diferente. Eso no pasará, la realidad es que el 2021 será un año casi tan complejo como este.

No solo el coronavirus todavía estará presente en todo el mundo -en algunos lugares, como ya ocurre en Europa y en Estados Unidos, con “segundas olas” menos letales pero muy contagiosas- sino que los profundos efectos económicos y políticos de la pandemia y las cuarentenas estarán en su peor momento.

Se está haciendo evidente que, contrario a lo que los más optimistas creían, la recuperación económica no será en forma de “V”, sino más bien tendrá forma de “W”. Esto se debe principalmente al factor incertidumbre, que se ha instalado hasta en los países más desarrollados y con las economías más estables.

Los más recientes datos de desempleo en Estados Unidos son el mejor ejemplo de esto.  Los empleadores de ese país redujeron drásticamente sus contrataciones el mes pasado, a medida que la pandemia de coronavirus se aceleraba en todo el país. Sumaron 245.000 puestos de trabajo, el menor número desde abril y la quinta ralentización mensual consecutiva. El mes pasado se habían creado más del doble de puestos de trabajo: 610.000.

Nada diferente se puede esperar para nuestra región. Si bien empezamos a ver algunos signos de recuperación debido a que ya existe la esperanza de la vacuna, esto no quiere decir que experimentaremos una salida rápida de la crisis. El primer gran obstáculo a superar era la existencia y la eficacia de la vacuna, algo que afortunadamente todo parece indicar se hizo de manera exitosa.

Sin embargo, todavía queda por ver la capacidad que los estados tendrán para vencer las demás dificultades que todavía se tienen por delante en un proceso que será inédito en la historia del mundo, como la producción masiva de estas vacunas, su distribución hasta el último rincón del planeta y, finalmente, su aplicación a una mayoría de la población mundial para lograr así la tan ansiada inmunidad necesaria.

Entonces, ¿hasta cuándo va a durar esta crisis? Evidentemente, nuevamente los pronósticos de los que creían que a fines de este año o comienzos del próximo íbamos a estar encaminados a una recuperación, eran demasiado optimistas. Tampoco parecería ser cierto lo que afirman los más pesimistas, que pasaremos todo el próximo año en una situación similar a la actual.

Lo más probable es que para mediados del próximo año, la mayor parte del mundo empiece a transitar el camino de una corrección. Más allá de que seguramente no estaremos en niveles económicos de pre-pandemia, lo más importante es conseguir una recuperación sostenida y estable, y superar la etapa de incertidumbre, de avances y retrocesos, que hoy transitamos.

Lo que aún no está claro es si, antes de llegar a ese momento, estaremos tan mal, o incluso peor, de lo que estamos hoy.

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