La ciudad australiana fue escogida como la sede 35ª de los JJ.OO por el Comité Olímpico Internacional en la asamblea que se llevó a cabo en Tokio.

La capital de Queensland recibió un total de 72 votos a favor, 3 abstenciones y tan solo 5 en contra, convirtiéndola así en la tercera ciudad australiana en albergar los Juegos Olímpicos, después de que lo hicieran Melbourne (1956) y Sídney (2000).

Es la primera vez en la historia de los Olímpicos que una sede es asignada con once años de antelación. Este hecho ocurrió porque la delegación de Brisbane aprovechó la medida que impuso el COI en el 2019, la cual permite adelantar procesos y trabas a ciudades que potencialmente pueden albergar la mayor cita deportiva. De esta forma se evita cualquier forma de corrupción, el “lobby” y lo más importante, muchas ciudades alrededor del mundo se adelantan en temas de infraestructura y logística para poder organizar un evento de estas magnitudes en el futuro.

La ciudad australiana ya tiene el 84% de las instalaciones construidas, llevan desde el 2019 trabajando de manera organizada, segura y amigable con el medio ambiente. Comparemos esta forma de adecuar una ciudad para un evento deportivo con lo que esta sucediendo en Qatar con el mundial de fútbol que se jugará el año entrante. La alocada idea de confirmar una sede para un evento deportivo que se realizará dentro de mas de una década, ¿verdad?

Faltan más de 4.000 días para que la antorcha olímpica haga su entrada en el Brisbane Cricket Ground, falta que haga su paso por Paris (2024) y Los Ángeles (2028), pero a la ciudad poco le importa la espera y hoy estuvo de celebración. El alcalde de Brisbane, Adrian Schrinner, le dijo a la prensa japonesa: “Me gustaría que puedan ver mi sonrisa en este momento”, cuando se confirmó la victoria de su ciudad sobre Doha, Seúl y Pyongyang (los dos últimos presentaron una candidatura en común).