Este penalista es el apoderado de los procesos en contra de Diego Cadena, y Carlos Caicedo, hombres que tienen relaciones con las ideologías de derecha e izquierda.

Los pleitos de Diego Cadena, y Carlos Caicedo, son el presente y futuro político de este País cegado por las morbosas ideologías antiguas que cada día pierden vigor, por las acciones sociales malévolas. De las consecuencias que tengan estos dos fallos, determinaran el futuro político de esta Nación plagada por el arequipe del dinero sucio. Y es que Cadena es señalado por parte de la subalterna Fiscalía de: soborno en actuación penal y fraude procesal. Lo anterior está enlazado con el proceso del atemorizante Ex Presidente de esta mal llamada República, Álvaro Uribe Vélez.

Por su parte Carlos Caicedo, el hombre que les quito el poder azucarado a las familias poderosas del Magdalena, ganándoles primero la Alcaldía de Santa Marta, y después la Gobernación. Es acusado por parte del “Fiscal” auxiliar Francisco “pachito” Barbosa de la suscripción de contratos de manera anormal para la demolición, construcción y adecuación de cinco centros de salud, de los cuales según la Fiscalía solo uno fue concluido, con una suma ilícita de $ 4.129 millones de pesos. Este personaje Caicedo, ambicioso, y que en su momento fue definido por Álvaro Cotes en una discusión como: “mariqueta”, fue contendor de Gustavo Francis Petro en una consulta para definir el candidato de un sector de la izquierda. Con este proceso actual, si se le llegare a comprobar se le daría la muerte política, derrumbando el sueño de ser Presidente de Colombia.

En los anteriores escenarios espinosos está el prestigioso penalista Iván Cancino, hijo del importante abogado Antonio José Cancino quien defendió al Ex Presidente Ernesto Samper en el Proceso 8.000. Lo cierto es que, el primero está al frente de dos desafíos que tienen que ver mucho con el futuro político de este País de Oro y Barro. Sin lugar a dudas que este profesional del derecho, tiene un alto contenido ético, al defender de manera simultánea a dos personas con pensamientos ideológicos distantes. Este defensor impone su deber por encima de cualquier interés o doctrina, dando clases de independencia, libertad, dignidad, integridad, y sobre todo el secreto profesional. Por tal motivo el no elige a sus clientes, por el contrario, los implicados lo seleccionan a él.

La democracia y el derecho nos abren espacios democráticos para actuar y pensar de manera objetiva, dejando atrás las sectorizaciones de las ideas políticas atadas a individuos nefastos que deterioran nuestro sistema, y sociedad. Iván Cancino es la muestra de que podemos vivir sin polarizaciones, y que nuestras profesiones están al servicio de toda clase de individuo, siempre con la firme intención de buscar la verdad.

Por: Edilberto Soto Meza