Un nuevo orden mundial: Por Miguel Velarde

Miguel Velarde

Más temprano que tarde podríamos despertar en una realidad que no queremos ni imaginar

El mundo vive desde la madrugada del jueves una realidad diferente a la que estaba acostumbrado en las últimas décadas, debido a la invasión de Ucrania por parte de fuerzas militares rusas. Muchos, que cometieron el grave error de subestimar a Vladimir Putin hasta el último minuto, ahora se dan cuenta del problema que Occidente tiene enfrente.

Una equivocación que muy posiblemente tendrá consecuencias duraderas en muchas partes y que, por lo menos para Europa, es un punto de inflexión en más de 30 años, desde el fin de las guerras yugoslavas en la década de los noventa.

Lo peor de todo es que todavía no termina una pandemia -que azotó al mundo entero por casi tres años- y ya comienza una guerra que también tendrá consecuencias humanas, políticas y económicas a nivel global. Como siempre, uno sabe bien cómo comienzan estas cosas, pero jamás cómo terminan.

La única certeza que tenemos hoy es que el futuro no luce nada prometedor y que Occidente tampoco parece listo para enfrentar una amenaza tan grande a sus valores. Lo pudimos ver desde el principio de esta crisis e, incluso, el día que la guerra formalmente comenzaba. Mientras el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estaba reunido y los Embajadores leían declaraciones y comunicados previamente escritos, Rusia invadía Ucrania ante el espanto de todos. Un papelón histórico.

Las consecuencia económicas se empezaron a hacer evidentes en los días posteriores. El precio del petróleo escaló sobre 100 dólares por primera vez desde 2014 y hubo conmoción general en los mercados. Pero, como también ocurre casi siempre en este tipo de conflictos bélicos, las heridas económicas y sociales más profundas solo se podrán ver en su real magnitud con el paso de los días.

No hay que equivocarse: lo que estamos viendo no tiene nada que ver con el recuerdo de la Unión Soviética, es la visión ultranacionalista de Putin que añora al Imperio Ruso. Por eso, el mundo tiene que entender que esta crisis no es solo para Ucrania, es Occidente que está siendo atacado.

Sin embargo, vemos con espanto que la reacción de los líderes del mundo libre no ha estado a la altura de la gran amenaza que enfrentamos. ¡Cuánta falta le hace al planeta hoy un líder como Winston Churchill y un Papa como Juan Pablo II!

Como muy bien advierte la conocida filóloga y escritora española, Pilar Rahola, “esta guerra puede cambiar el orden mundial”. Y si no la enfrentamos de manera decidida, más temprano que tarde podríamos despertar en una nueva realidad.

Una que no queremos ni imaginar.

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