Los últimos movimientos militares de Rusia en la frontera con Ucrania han levantado las alarmas a nivel mundial. Estados Unidos, aliado estratégico de Ucrania, ha manifestado sus intenciones de responder ante cualquier ataque, una decisión que va en consonancia con el despliegue militar de la OTAN en Polonia, Estonia, Letonia y Lituania.

Desde el año 2014 las tensiones entre ambos países han incrementado tras la anexión rusa a Crimea y Sebastopol, acción que detonó cientos de comentarios y peleas entre las naciones más poderosas del mundo. Ucrania tiene como aliados a Estados Unidos y a la gran mayoría de países de la Unión Europea, alianza que no favorece a Rusia pues perdería el control del occidente, sin mencionar que estarían cerca del territorio ruso, algo que Vladimir Putin no quiere que suceda y por ello ha desplegado 100.000 hombres para detener las conversaciones.

Por otro lado, Rusia ha aprovechado la débil situación fronteriza entre Bielorrusia y Kazajistán para persuadir a las potencias occidentales de abandonar su territorio de influencia, alegando que la situación allí es más crítica, un movimiento político y militar que se complementa con el anuncio de desplegar tropas a sus aliados en América Latina, Venezuela y Cuba, en el caso de que la situación escale. Esto quiere decir que Rusia jugaría la misma carta que Estados Unidos de tener tropas cerca del territorio.

La supuesta invasión por parte de Rusia a Ucrania tiene, según historiadores de guerra, dos puntos principales. El primero de ellos es que aún se considera que Ucrania hace parte de Rusia, pensamiento que aún recorre las calles de Kiev y que se hace evidente en los conflictos internos entre separatistas, unos que quieren estar más cerca de Rusia y otros que desean que Ucrania haga parte de la Unión Europea. De concretarse esta segunda opción, Rusia terminaría de perder el control del país y todo el armamento de la OTAN estaría apuntando hacia Moscú.

¿Qué ha pasado con las negociaciones?

Esta situación e muy similar a lo ocurrido en el 2021 cuando se comenzaron a notar las tensiones. Estados Unidos abrió las puertas al dialogo con Rusia y lograron limar ciertas asperezas. Sin embargo, nunca se llegaron a establecer las dinámicas del armamento en caso de un ataque y la UE no hizo parte de dichas conversaciones, acción que no fue bien recibida en Moscú y alegan que este organismo no tiene intenciones de detener el despliegue militar, sabiendo que tener a Ucrania dejaría a Rusia con influencia en solo dos países de la región.

¿Cual es la situación con los aliados de Ucrania de la Unión Europea?

Todos los países del mundo atraviesan situaciones complicadas que han crecido exponencialmente con la pandemia del Covid-19, sin embargo, algunos países de la UE han cambiado su gabinete, debilitando algunas relaciones diplomáticas y militares. En el caso de Alemania, los mensajes han sido divididos. Este país depende de Rusia en cuestiones de petróleo y gas natural, por lo cual no quieren comprometer estos recursos, sin embargo, han anunciado sanciones fuertes a Rusia de presentarse un ataque o una violación a los acuerdos preliminares. Hasta el momento, se han presentado como mediadores del conflicto.

España, miembro de la OTAN, ha dispuesto buques de guerra para proteger la soberanía marítima de Ucrania. Francia, por su lado, continua en una postura de neutralidad frente al conflicto y ha ofrecido a Paría como sede de las conversaciones. El presidente francés ha anunciado que los diálogos se deben mantener entre Rusia y la Unión Europea puesto que los conflictos entre Rusia y EE.UU tienen mas aristas y podrían tensionar aún más la situación.