Presidente Álvaro Uribe: Por Jesús Mora

Cuando un colombiano promulgador de los valores patrióticos, es defensor de la democracia e institucionalidad, hace remembranza a la historia nacional y llama Presidente a Álvaro Uribe, de inmediato en el escucha afín a la izquierda se produce un malestar que perturba su existir.

La respuesta más clara y concisa a ¿por qué a Uribe se le sigue llamado presidente? creo que no existe. Claramente a Uribe se hace merecedor de aprecio y afecto entre las gentes por múltiples razones, que pueden ir desde seguridad, inversión social, reactivación ó dinamismo económico en zonas neurálgicas a razón del accionar de la guerrilla.

De los que sí estoy plenamente convencido y tengo certeza, es que si Colombia no hubiese elegido a Álvaro Uribe presidente, nuestros días estarían llenos de hambre y miseria. El terrorismo reinaría y no existiría libertad para pluralismo ideológico del que hoy gozamos.

La perturbación de la izquierda al escuchar las voces de afecto y gratitud hacia Uribe ha traído como respuesta un rebusnar impregnado de señalamientos pobres en veracidad y cuyo fin es netamente manchar la imagen prístina y pulcra del gran colombiano.

Desconocer, ó siquiera desmeritar el inmensurable legado de Uribe, sería retroceder y eludir el avance representativo que ha tenido Colombia durante y después de los dos cuatrienios que gobernó. Nuestro país tiene un ambiente esperanzador, donde puede seguir creciendo la democracia, no permitamos que la tempestad que se avecina se apropie de esta tierra, y así con esto llegue el absolutismo y ostracismo.

Uribe siempre será el presidente eterno de Colombia, caeríamos en gran verbosidad acerca de las razones por las cuales sigue siendo el presidente. Aunque no esté en casa de Nariño, sigue defendiendo las causas sociales, económicas y políticas de esta nación. Ante cualquier eventualidad, problemática allí está él pronunciándose y si lo considera necesario, hasta un jalón de orejas le hace al gobierno nacional.

El legado de Uribe perdurará y la historia así lo premiará, pues su actuar firme, discurso cargado de locuacidad, conocimiento de las distintas problemáticas y gallardía para afrontar a los violentos los hicieron merecedor de ser el eterno presidente de Colombia.

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