La responsabilidad de ser sustituto. Por: Santiago Bonivento

Santiago Bonivento

Hace poco me topaba, compartida por una persona a quien admiro y respeto profundamente como lo es Jairo Cifuentes, Secretario General de mi alma máter, con una columna de Xavier Marcet (2022) titulada El orgullo de tener sustitutos. Pocas veces recuerdo haber leído tanta claridad en una misma columna y, por sobre todo, tanta humanidad dentro de la misma. Acá, un aporte desde el otro lado: desde el lado del sustituto.

El día que sentimos el orgullo y no la amenaza de tener un sucesor, ese día, hemos subido un peldaño”. Con esa frase concluye su más reciente texto El orgullo de tener sustitutos, Xavier Marcet, gran expositor en temas de liderazgo y management. Cuanta verdad en una frase que, a simple vista, parece tan sencilla. Y la verdad va más allá de cada una de las palabras, y se catapulta en que es aplicable a cada momento profesional que se ha de vivir.

El mundo laboral suele ser, además de combinar una mezcla de retador y, muchas veces, incierto, algo vertical. Me explico: se va ascendiendo - por regla general - en virtud de unos cargos estructural y corporativamente predeterminados, conforme a parámetros estandarizados, como lo suele ser el nivel de estudios, la experiencia profesional, el manejo de idiomas o herramientas técnicas, las habilidades blandas, entre muchos otros. Pero, muy pocas veces se habla de forjar sustitutos y, menos aún, de realmente entender la importancia para con ello.

Se da, así y por hecho, que algún día, lejano o cercano, “llegarán”, pero no sé sabe ni el cuándo, ni el cómo y, mucho menos, el por qué o el para qué.

Poderosísimo Marcet cuando menciona que “la generosidad nos hace crecer, la arrogancia nos vuelve mediocres”. El ser “sustituto” es a lo que quiero dedicar las próximas líneas del presente artículo, con un firme propósito: dar cuenta de la responsabilidad que acarrea el serlo.

La sustitución, en cualquier esfera de la sociedad, es compleja. No en vano, los cambios de gobierno en lo público o las transiciones familiares en lo privado - entre muchos otros y diversos ejemplos - suelen tardar varias semanas, meses o, inclusive, años. Y ello no está mal; es, por el contrario, parte inherente de la vida y de su evolución. Lo que sí es dable mencionar es que, para quien acá escribe, el sustituto debe concebir cuatro cualidades que le harán llevar a cuestas la responsabilidad que implica serlo:

  1. La humildad para reconocer.
  2. La preparación para decidir.
  3. La destreza para edificar.
  4. La gratitud para no olvidar.

El sustituto no solamente lleva a cuestas un legado previo sino, también, la responsabilidad correlativa de la senda victoriosa. Y, ergo, el orgullo de tener sustitutos se convierte, desde la perspectiva del sustituto, en la responsabilidad por retribuir ese orgullo. Como a buena hora señaló Marcet, el rol de liderazgo implica la responsabilidad “de crear nuevos líderes”.

A todas estas, la vida misma nos pone como sustitutos más de una vez, y en diferentes etapas y momentos. De hijo a padre; de padre a abuelo. De estudiante bachiller, a estudiante universitario; de estudiante universitario, al mundo laboral. Y así, múltiples ejemplos se podrían dar de cómo la vida misma hace de las suyas para concebir que, siempre, habrá sustitutos, bien sea en el mismo lugar, bien sea en idéntica situación pero en otro lugar.

Como en el fútbol, quien ingresa al campo está llamado no solamente a mantener lo bueno que se está haciendo sino, de manera directa, convidado a ayudar a corregir aquello que no funciona. En las organizaciones, públicas o privadas, como en el deporte - y en la vida misma -, hay más semejanzas de lo que parece.

Cierro diciendo que comparto a plenitud el orgullo de tener sustitutos y la responsabilidad que implica el serlo. No cualquiera lo es y, mucho menos, con una concepción abierta y plausible del por qué y del para qué se es. Cuatro palabras: humildad, preparación, destreza y gratitud.

Aunque no lo conozca, gracias Xavier Marcet por un texto que me marcará para siempre. Y gracias a quienes han sido mis superiores a la fecha, empezando por mis papás, porque han sido - y son - maravillosos.

Marcet, X. (2022). El orgullo de tener sustitutos.. El orgullo de tener sustitutos, por Xavier Marcet (lavanguardia.com)

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