Grupo de Puebla: Colombia en la mira. Por: María Fernanda Cabal

María Fernanda Cabal

Bajo la promoción engañosa de la libertad, la justicia, la soberanía popular y la lucha incesante “por la paz”, la estrategia trazada desde el Foro de Sao Paulo continúa su marcha bajo el paraguas de su exitosa propaganda, que justifica la vía del socialismo como único medio para construir naciones “igualitarias”; donde la pobreza -según su libreto imaginario-, sea suprimida y todos sean reconocidos con los mismos derechos.

Atrapar incautos y reclutar seguidores con promesas de un Estado ideal, ha sido la línea discursiva común para garantizarse a sí mismos alcanzar el poder por las vías democráticas; pese a no ser más que una cruzada fraudulenta para expandir un sistema de control y planificación de la vida de todos y cada uno de sus ciudadanos. Tal y como sostenía Frederick Von Hayek, “…ante los ojos del colectivista hay siempre un objetivo superior (…) porque la persecución del fin común de la sociedad no puede someterse a limitaciones por respeto a ningún derecho o valor individual.”

Así se dio vía libre y justificación a todo tipo de barbarie y desprecio por la vida del ser humano, plasmados en hechos históricos verificables como el holocausto, las masacres del ejército rojo, las purgas al interior de los partidos de Mao y Stalin, la romántica ‘Revolución Cubana’ con miles de fusilamientos y exiliados, aterrizando luego en la vecina Venezuela, con cientos de miles de muertes por persecución política, por enfermedad o por hambre.

El viraje estratégico dado por los movimientos populistas que conforman el Grupo de Puebla -una especie de Foro de São Paulo remozado- para borrar de su pasado, pecados como la participación de las Farc dentro de sus miembros fundadores, es una característica recurrente en la izquierda. “Mudar” de piel como las serpientes, es la fórmula que usan cuando ya su nivel de visibilización y desgaste se hace evidentes ante el público.

El escenario escogido esta vez, para hacer su debut vía Zoom en medio de la pandemia, fue la ciudad de Santa Marta; hoy gobernada por los más destacados exponentes de la ideología marxista.

La sesión, llevada a cabo hace unos días, marcó el inicio de una nueva etapa denominada ‘Internacional Progresista’, que tiene como fin fomentar la unión y la movilización de partidos políticos de izquierda y progresistas en el mundo. Éste grupo, encontró en medio de la pandemia el pretexto perfecto para iniciar “una nueva lucha” (la misma de siempre, con los mismos resultados).

Conformado por 36 líderes autodenominados “progresistas”, el Grupo de Puebla tiene entre sus integrantes más destacados al expresidente de Ecuador, Rafael Correa -exiliado en Bélgica-, quien gobernó durante 10 años dejando su país en total quiebra; fue declarado culpable el mes pasado por el delito de corrupción en el caso “sobornos 2012-2016”, que involucra a multinacionales como la brasileña Odebrecht, de quien recibía pagos para financiar su movimiento político ‘Alianza País’, a cambio de adjudicar contratos millonarios.

También hace parte del grupo Dilma Rousseff, destituida de la Presidencia de Brasil, señalada por desviar recursos para el gasto público en medio del escándalo “Lava Jato”, sobre presuntos sobornos que, según la Fiscalía, ayudaron a financiar campañas del PT – Partido de los Trabajadores- y sus socios de gobierno.

A ellos se suma Luiz Inácio Lula da Silva, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010, condenado a ocho años y diez meses de prisión también por corrupción. Aunque a finales del año pasado recuperó su libertad, tiene al menos otras ocho causas abiertas en los tribunales por los delitos de tráfico de influencias y lavado de dinero, entre otros. Recordemos que hace unos cinco años en un allanamiento a su vivienda, se encontraron centenares de ofrendas y regalos otorgados por mandatarios de otras naciones a la República de Brasil, que Lulla decidió conservar para sí.

En la lista de ‘grandes líderes’ también se encuentra Fernando Lugo, apartado de la Presidencia de Paraguay en 2012 por el mal desempeño de sus funciones y su responsabilidad en la muerte de 17 personas en medio de una “emboscada a las fuerzas de seguridad” en Curuguaty, al parecer, relacionada con la política de invasiones a la propiedad privada promovida por el mandatario. Lugo, quien fuera antes obispo católico, apareció siendo el padre de ocho hijos no reconocidos con distintas mujeres, una de las cuales lo denunció abiertamente por abuso sexual.

Otro más de los miembros del Grupo de Puebla es el “excelso” expresidente de Bolivia Evo Morales, refugiado en México y luego en Argentina, tras haber renunciado a la Presidencia de su país en noviembre de 2019, en medio del escándalo por fraude electoral. Casi 600 exfuncionarios de su Gobierno son investigados por delitos de corrupción, mientras la Administración actual trata de recuperar “activos” que probablemente están en el extranjero.

Éste selecto grupo también lo integra José Luis Rodríguez Zapatero, quien gobernó España entre 2004 y 2011, conocido ampliamente por su absoluta afinidad con la dictadura de los Castro en Cuba; hoy envuelto en la trama de corrupción de la petrolera Estatal de Venezuela -PDVSA—.

De acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción española, durante la Administración Rodríguez Zapatero el entonces embajador del Gobierno español en Caracas, Raúl Morodo y su hijo Alejo, se apropiaron de unos 38 millones de dólares que fueron introducidos a España, a través de cuentas bancarias en Suiza y Panamá durante el régimen de Hugo Chávez, para la compra de inmuebles de lujo.

El dinero habría sido lavado mediante contratos ficticios de asesoría y facturas falsas.

Por si fuera poco, el “equipo jurídico” del Grupo de Puebla y el Consejo Latinoamericano de Justicia -CLAJUD-, es liderado por el exjuez español Baltasar Garzón, quien en 2012 fue condenado por el Tribunal Supremo de España a 11 años de inhabilidad, por ordenar ‘chuzadas’ a las comunicaciones que mantuvieron en prisión a los principales imputados en un caso de corrupción en ese país.

Garzón fue juzgado por los delitos de prevaricación y contra las garantías constitucionales.

Aún con el historial de sus miembros, el Grupo de Puebla tiene grandes simpatizantes en Colombia, con el expresidente Ernesto Samper a la cabeza y el gobernador del Magdalena, Carlos Caicedo, entre congresistas y líderes de las Farc, que se han convertido en defensores a ultranza de la ideología marxista en nuestro país.

Lejos de ser el epicentro de ideas para el avance de la humanidad y el desarrollo de sus sociedades, el Grupo de Puebla con la esencia viva del Foro de São Paulo, se consolida como la “cara renovada” para la promoción permanente de la izquierda revolucionaria en la región.

Llegar al poder presidencial en las próximas elecciones en Colombia, es una de sus misiones principales. Así quedó sentenciado tras su reunión: “Necesitamos mayorías, necesitamos gobernar”; no obstante, el perfil de sus promotores ya vaticina lo que sería un nuevo Gobierno bajo su mando.

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