Goebbels está vivo: El Hollywood Criollo y la Propaganda Verde. Por: Hernando Cortés Luna

Hernando Cortes Luna-Columnista- elBogotano

El talento colombiano es sin duda alguna uno de los patrimonios de los cuales muchos colombianos nos sentimos orgullosos. Hoy somos reconocidos a nivel mundial por deportistas de la talla como Katherine Ibagüen, Nairo Quintana, Mariana Pajón, Egan Bernal, Falcao, entre otros, y artistas como Gabo, Shakira, Juanes, J Balvin, Sofía Vergara, en fin. Estos grandes exponentes del talante y talento nacional nos han servido en el plano internacional para lavarnos la cara, nos han recordado a nosotros mismos, como colombianos  y a la sociedad internacional que somos mucho más que una narcorepública.

Nuestros artistas y deportistas han sido verdaderamente inspiradores; sin embargo, en honor a la verdad, no todos lo son, hay uno que otro con problemas de autoestima y poco sentido de pertenencia. Mientras que unos izan la bandera de Colombia con premios y medallas a nivel internacional, unos cuantos pobres famosos estancados no hacen sino militar en la desgracia y cabalgar sobre la tragedia de su propio país acolitando causas de la izquierda resentida capitalina para ganar fama a como de lugar. Los he denominado el Hollywood criollo.

Ese Hollywood criollo no es otra cosa que una replica del Hollywood original ( El de Estados Unidos) donde los famosos adhieren a la causa de las pasiones y el hashtag y no de la razón. Mientras que Julián Román, Carolina Guerra, Matador (le queda perfecto el nombre), Santiago Alarcón, Aída Bosa, Adriana Lucía (Mamerta a sueldo del Gobierno de Juan Manuel Santos) promueven la paz invitando a marchas que se saben terminan en asonadas y en toques de queda por causar caos público; en EEUU tenemos a literalmente todos los famosos millonarios apoyando candidaturas como las del abiertamente socialista-demócrata Bernie Sanders o su hijo negado, el hoy candidato demócrata, Joe Biden.

Tanto el Hollywood original como el remedo criollo, apoyan todo aquello que resulta costoso a las libertades de la clase media y trabajadora que tanto dicen apoyar. Ambos, tanto el Hollywood original como el criollo, quieren promover el buenismo progre pero venenoso; apoyan el socialismo de closet (el famoso progresismo) desde sus cómodos apartamentos en el norte de Bogotá; viven quejándose de lo injusta que es la vida y, por supuesto, culpan a un tercero de sus propias vergüenzas. El Hollywood criollo, conformado por artistas estancados, busca coartar la libertad del consumidor.

Solo basta con acordarnos del motín que arman cuando los dos grandes canales nacionales transmiten producción extranjera antes que la triste y poco creativa producción colombiana que se ha dedicado a copiar formatos extranjeros y sacarle novelas biográficas a todo el mundo, entre esos, hasta al mismísimo genocida de Hugo Chávez. Ambos Hollywoods representan la dictadura de lo políticamente correcto, se han vuelto una costra que tapa la verdad. Por un “Me gusta” y seguidores son capaces de hipotecar su libertad o venderle el país al diablo como ya lo han demostrado. Van con las modas para tratar de mantenerse vigente así no crean en ellas. Triste.

Y qué decir de la propaganda verde? Goebbels revivió y está dando clase en Colombia. El famoso “progresismo” ha iniciado su trabajo de ingeniería social socavando libertades individuales sin que la gente se de cuenta. Nos están envenenando. La educación se volvió un fortín de la izquierda más rancia y los educadores ya no buscan formar criterio, sino que son promotores del pensamiento único y de la amnesia. Las universidades renunciaron a la razón y cedieron ante la ideología. Hoy para ser “aceptado” debes decir que te gusta “La Paz”, que eres ambientalista, pro aborto, vegano, amante de la ideología de género, indígena, y que amas el libro de Michelle Obama, de lo contrario eres un “facho”, paramilitar, despojador de tierras, opresor, y que careces de “sensibilidad”.  El Hollywood criollo y la propaganda verde se están apropiando de la cultura y la están subvirtiendo.

Quienes creemos en la libertad debemos tener los ojos bien abiertos y ser radicales en la defensa de nuestra libertad. El miedo es nuestro enemigo y la tibieza nuestro verdugo. Quienes creemos en la libertad nos oponemos al progresismo que distingue a las personas por su sexo renunciando a la igualdad, quienes creemos en la libertad creemos en el mérito, quienes creemos en la libertad no clasificamos a las personas por razas, color de piel, nacionalidad, sexo, etc. como lo hace la izquierda progre para tener discurso.

Quienes creemos en la libertad no vamos por el mundo con ideas preconcebidas como el mito de la medicina cubana, sino que amamos la duda como cuna de la razón y del pensamiento crítico. Quienes creemos en la libertad no permitimos que la presión de la masa nos diga cómo votar, ni que hacer, ni que comer, ni que vestir. Quienes creemos en la libertad no le creemos a los fantoches como Barack Obama, el primer presidente negro de los EEUU que poco hizo por los inmigrantes y por los negros de los que tanto hablaba en campaña. Quienes creemos en la libertad no dejaremos, ni por un segundo, de hacer zumbar las mentes aletargadas que han sido víctimas del adoctrinamiento progre.

“No es la libertad la que nos conduce a la verdad, es la verdad la que nos hace libres. La libertad no es un hecho, la libertad ni siquiera es un derecho. La libertad es una recompensa y solo la disfrutan quienes saben merecerla”.

Laureano Gómez

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