Gobiernos débiles, futuro incierto. Por: Miguel Velarde

Miguel Velarde
Lo que queda de año presenta retos significativos

Nuestra región no es ajena a la inestabilidad política. Incluso después de haber superado terribles dictaduras militares a finales del siglo pasado y haber logrado recuperar la democracia en la mayoría de los países, el nuevo periodo siempre ha estado amenazado.

La parte positiva es que, con excepción de Cuba, Venezuela y Nicaragua, nuestras naciones han podido preservar sus principios democráticos entre muchos obstáculos. En algunos casos, incluso se han dado sucesiones constitucionales en medio de convulsiones sociales y hasta violencia, como en Argentina en el 2001, en Brasil en 2016, en Bolivia en 2019 y dos veces en Perú, en 2018 y 2020.

La mala noticia es que, a pesar de todo lo vivido, podemos ver que son muchos los países que todavía hoy continúan con frágiles instituciones. Por razones obvias, ni siquiera vamos a tomar en consideración a los tres antes mencionados, en los que existen innegables dictaduras y donde no se respetan los más básicos Derechos Humanos ni libertades. Pero hay otros en la región que, sin llegar a ese extremo, están al borde del abismo.

Perú es nuevamente ejemplo de esa fragilidad a la que nos referimos. Allá se vive hoy una nueva crisis, que se inició con las protestas en Lima, Ica y otras regiones, en contra del alza de precio del combustible y de los alimentos, pero se profundizó por el grave error del presidente Pedro Castillo de dictar un toque de queda en la capital de ese país. Esta medida, inconstitucional según muchos expertos, generó masivas movilizaciones y obligó al Presidente a anularla solo 15 horas después de que entró en vigor.

Las protestas por ahora han dejado cinco muertos, decenas de heridos y una nación convulsionada. El viernes, el Congreso aprobó una moción que insta a Castillo a renunciar y cada día son más voces las que se suman a ese pedido. Los próximos días serán definitivos para el futuro de una nación que ya se está acostumbrando a vivir en crisis.

Argentina es otro ejemplo de un país que no puede encontrar estabilidad. En este caso, quizá el principal motivo sea la economía, donde la inflación aniquila los bajos salarios de los trabajadores y la moneda vale cada vez menos.

A esto se le suma el hecho de que su gobierno no solo es débil, sino que está dividido, entre quienes siguen las órdenes del presidente Alberto Fernández, y quienes son leales a la vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner. Existe una indisimulable “grieta” entre los Fernández que ha demostrado ser irreconciliable, y que hace imposible que el Ejecutivo logre resolver los muchos problemas que enfrenta y que se reflejan cada vez más en protestas callejeras.

Si bien ambos países son en la actualidad los que tienen gobiernos más débiles, eso no quiere decir que las cosas en el resto de la región estén necesariamente en calma.

Este año, hay elecciones presidenciales en dos lugares claves: Colombia (29 de mayo) y Brasil (2 de octubre). Ambos han sido trinchera de resistencia ante la avanzada socialista en el continente, pero hoy esa realidad está amenazada. Por eso, en los dos casos veremos férreos enfrentamientos en elecciones polarizadas y de visiones completamente antagónicas, entre Gustavo Petro y Federico “Fico” Gutierrez en el primer caso, y Luis Inacio “Lula” Da Silva y Jair Bolsonaro, en el segundo.

Como suele ocurrir en estos escenarios, lo electoral consumirá casi toda la energía y, hasta que no exista un desenlace, todo lo demás pasará a segundo plano de prioridades.

Lo que queda de año presenta retos significativos para la mayoría de la región, ya que todavía intenta superar los estragos económicos y sociales que dejó la pandemia, junto a las nuevas dificultades que también estamos empezando a sufrir colateralmente debido a la invasión rusa a Ucrania.

Si a esto le sumamos la incertidumbre política, la fragilidad institucional y la debilidad de algunos gobiernos, lamentablemente la única certeza que hoy tenemos es que lo que viene no será nada fácil.

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