En defensa de un viejo querido. Por: Camilo Bettin Torres

Hace unas semanas el país tuvo conocimiento del rompimiento de la relación laboral entre la Federación Venezolana de Fútbol y Don José Néstor Pekerman.

Hasta ahí podríamos decir que todo era normal. Los técnicos van y vienen en el mundo del fútbol, normalmente los contratos de los directores de las selecciones están pactados en dólares, y hemos visto como en nuestro país vecino se presentan tasas de inflación estratosféricas. 

Hasta ahí podríamos decir que todo era normal. Los técnicos van y vienen en el mundo del fútbol, normalmente los contratos de los directores de las selecciones están pactados en dólares, y hemos visto como en nuestro país vecino se presentan tasas de inflación estratosféricas. 

No obstante, en el país del Sagrado Corazón se le dio una trascendencia magnánima a la salida de José Néstor, inclusive mayor que en nuestro país vecino pues, para variar, iniciaron las grandes teorías conspirativas frente al otrora DT de la selección, que únicamente podrían ser el efecto de una crianza permeada por la inconmensurable Padres e Hijos y múltiples novelas turcas que trascienden a través de las tardes de muchos años en la televisión colombiana. 

No obstante, en el país del Sagrado Corazón se le dio una trascendencia magnánima a la salida de José Néstor, inclusive mayor que en nuestro país vecino pues, para variar, iniciaron las grandes teorías conspirativas frente al otrora DT de la selección, que únicamente podrían ser el efecto de una crianza permeada por la inconmensurable Padres e Hijos y múltiples novelas turcas que trascienden a través de las tardes de muchos años en la televisión colombiana. 

Y para aquellos que sí creen, es importante recordarles que Víctor Ibarbo la estaba rompiendo en el Cagliari antes del Mundial Brasil 2014, que el país pedía a gritos ver en la selección a un tal José Heriberto que gambeteaba a banda cruzada las defensas de la Premier League en el 2018, que Macnelly decidió irse a Arabia a "preparar" un mundial y empero de todo ello, por más que lleven "troncos" a cualquier equipo, ponerlos a jugar con Falcao no los hará menos troncos. 

Este país olvida, de la forma más grotesca posible, esas antiguas eliminatorias en las que nuestra esperanza de gol recaía en Edixon Perea y Martin Arzuaga, donde enviaban a Stiven Velez a romper a patadas a Ronaldinho y a Kaka para que no hicieron algo, cuando el equipo más importante que enviaba jugadores a la selección era el Pachuca o Necaxa de México. 

Todo ello cambió drásticamente de unos años para acá. Podrán existir comentarios de la camada, y claro que la calidad de los jugadores incrementó, eso es algo innegable. Pero dichos años estuvieron acompañados de una filosofía diferente, de un señor que se dedicó a ver futbolistas en todas partes y trabajar en silencio. No es gratuito que en esa gloriosa eliminatoria de 2014 encontráramos un diamante en bruto para el momento llamado Edwin Valencia, que sí, jugaba en Brasil y la vaina, pero acá un gran séquito liderado por "Dios Antonio" nos decía que era mejor que Choronta Restrepo a los 40 años.

Este último punto es de vital importancia a la hora de emitir un concepto de la gestión de Don José, ¿estamos reconociéndolo por lo que fue y lo que hizo por nosotros? o estamos replicando críticas de unos cuantos resentidos que se sintieron sin poder, en el anonimato, sin ningún tipo de juicio, cuando llegó un señor a dar cátedra con 11 futbolistas, exógeno a cualquier tipo de concepto que emitieran.

Es allí a donde van estas palabras, a nombre del respeto y pretenden enaltecer el legado de un señor que precisamente nos otorgó ese valor, el respeto. Con ese valor nos empezaron a ver los rivales, a los que salían, y con el que nos comenzamos a ver a nosotros mismos.

Perdónalos viejo querido, nunca debiste irte, solo nos queda dejarte un inmenso agradecimiento.

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