La noche del 23 de febrero, el presidente Vladimir Putin, inició una “intervención militar” ordenando de facto la invasión de Ucrania, país europeo que colinda con Rusia al este y con la Unión Europea al oeste. Este acto no solo transgrede los principios del derecho internacional, cruzando la línea sobre la autodeterminación de los estados, sino que, asemeja de manera impactante los ataques que sufrieron Polonia y República Checa por parte del tercer Reich hace 70 años. Rusia y el ex director del KGB, hoy mejor conocido como el presidente Ruso Vladimir Putin, dan cuenta de la materialización de una decisión contemplada meses o años atrás, cuando en 2014 tomó posesión de Crimea.

Hoy vemos a un dirigente más cercano a dictador que presidente, recreando de manera artificial la situación global vivida en 1962 con los misiles en Cuba y el profundo miedo al escalamiento durante la guerra. ¿Qué lo motiva?

Contexto histórico general

Ucrania, como la conocemos hoy, nació en 1991, desde un punto de vista estrictamente político actual. Sin embargo, la capital de Ucrania tiene cerca de mil años y la mayor parte de estos mil años fue absolutamente libre del dominio de Moscú. La gran parte de la historia ucraniana está ligada a la unión de la antigua Polonia y Lituania. Entrado el siglo 17 el imperio de los Zares conquista y anexa parte del territorio ucraniano. El discurso del presidente Putin confunde la historia nacional ucraniana con su propio discurso, el discurso del tirano. Esta confusión, responde a su potente deseo de retornar a Rusia a la escala de potencia global, reconstruyendo la antigua URSS como imperio y respondiendo de forma directa a la que ha llamado “amenazante” expansión de la OTAN.

Putin ha comparado la posible entrada de Ucrania en la OTAN con la puesta de misiles en México, vecino de Estados Unidos. Sin embargo, ¿cuál es su respuesta a esta supuesta amenaza? Vladimir Putin es un dictador, que, como lo indica en varios de sus reportes periodísticos Masha Guessen, persigue y elimina a sus adversarios. Es un verdadero espía, criado y entrenado por la madre Rusia, en los tiempos de la “grandeza” de la fallida URSS. Desde su condición de dictador, no es sensible a las comunicaciones y opinión como los demás; la semana pasada ha conseguido que promulguen una ley que condena con 15 años de cárcel a aquellos periodistas que mencionen la palabra “guerra” en sus reportajes.

Por otra parte, su batalla militar ha sido poderosa, pero sus regimientos no esperaban encontrar tal resistencia en el país vecino, pues para Putin y su círculo mesiánico, Ucrania no existía políticamente hablando, y esta, le ha demostrado todo lo contrario. En definitiva, su ejército tiene más ventajas que Ucrania, pero más que ventajas, este ejército no tiene límites. A parte de su arsenal nuclear y sofisticados misiles, Putin está atacando la población civil. En esta guerra absurda, ha demostrado que está dispuesto a lo que sea, todo sea por dominar el territorio clave contra sus eternos enemigos occidentales; ¿acaso alguien creyó que él olvidaría la caída de la URSS?

¿Otros motivos?

Hace un par de semanas la revista Times reveló un relato intrigante de los lazos que Vladimir Putin tiene con su vecino eslavo. Según este reporte, Putin ha construido por casi 20 años una amistad con Víctor Medvedchuk, compartiendo vacaciones, negocios y entregándole al presidente de Rusia la confianza de ser el padrino de su hija Daria. Medvedchuk es el líder el partido de oposición pro ruso más grande de Ucrania, y se encontraba bajo arresto domiciliario hasta la fecha por cuenta de una investigación por traición el año anterior. Así mismo, Estados Unidos, lo ha acusado de financiar grupos terroristas en el territorio de Ucrania y financiar sus actividades con dinero del régimen ruso, situación profundamente incómoda para Putin.

¿Será mera casualidad que el hombre de confianza de Putin lleva menos de 10 meses en caída y ahora Putin desea inmediatamente invadir?

Dentro de los bienes que le han sido confiscados a la familia del camarada de Putin, se encuentra la renta del oleoducto que transportaba gas a Europa desde Rusia, por el cual su familia y partido se beneficiaban y enriquecían. Esta medida fue anunciada el 19 de febrero de 2021, posteriormente el 21 de febrero, Putin inició el despliegue de 3.000 unidades de fuerzas militares para contrarrestar al “enemigo” y desde entonces, esta fuerza se convirtió un año después en 100.000 hombres, quienes hoy ya se encuentran en la invasión de Ucrania.

Algunos datos, la riqueza de Ucrania

Además de múltiples impulsos políticos e históricos que le subyacen a la invasión rusa del territorio ucraniano, este país representa mucho más que un territorio postsoviético. En primer lugar, Ucrania es el país más grande de Europa, (603.548 km2) comparado con los 357.588 de Alemania, 543.000 de Francia, 505.000 de España o los 301.000 de Italia. Además de territorio, Ucrania tiene un PIB de USD 137 billones, con 44 millones de habitantes y una riqueza en recursos naturales, que la convierte en una nación mucho más atractiva de lo que muchos consideraríamos.

A nivel mundial

Los aliados de la OTAN han demostrado lo inimaginable, una verdadera y coordinada unión en la acción. Esto se ha visto representado en una serie de sanciones económicas y políticas que cercará a Rusia a una verdadera autarquía económica, un verdadero desastre en un mundo globalizado. Putin ha resucitado la Unión Europea; países que históricamente se mantendrían neutrales, han enviado armamento y han rechazado el ataque de Rusia, de manera política o apoyando sanciones económicas (Suiza, Finlandia, etc.).

Es posible concluir que esta nueva guerra traerá y ya está trayendo muchos cambios al escenario político internacional. En primer lugar, las naciones del mundo están comprendiendo que indistintamente de la posición política que se tenga, esta debe ser ejercida de manera democrática, libre y sin violencia interna o externa. No importa el color de la bandera del presidente o las facciones del congreso o parlamento, siempre y cuando pueda ser discutido y elegido por un tiempo determinado, el sistema de cada pueblo podrá autodeterminarse cuantas veces lo desee.

Las dos armas contra Putin

Ahora bien, ¿y China? Si bien tienen interés en Taiwán un tanto histórico, China es actualmente el mayor y más fuerte aliado de Rusia. El gigante asiático, aparte de ser uno de los grandes jugadores de la economía mundial, tiene en sus manos la posibilidad de no apoyar esta guerra y desestabilizar la seguridad de Putin, dejándolo a la deriva y en el centro de la vergüenza internacional, al tiempo que se coronaría como la nueva potencia líder en el escenario internacional. 

El único activo que tiene Rusia contra la UE es el petróleo y el gas, el cual aún sigue fluyendo. Esta situación ha incrementado el precio de dichos commodites en todo el mundo, beneficiando a las economías que se favorecen de dicha exportación. Si la guerra estalla, el siguiente paso de las naciones involucradas, aparte de profundizar su inversión en presupuesto armamentístico, será la aceleración de la implementación de energías renovables, no solo por beneficio propio y necesidad energética local, sino, sería la potencial destrucción de valor del mayor activo de Rusia. ¿Cuánto tiempo tendremos antes de que el precio del petróleo vuelva a caer?