El modelo insostenible para emprender. Por: Enrique de Lima Álvarez

El año 2022 empezó con miras al alza para la economía mundial y asimismo para las Startups. Rondas de inversión por arriba del millón de dólares se volvieron noticia de todos los días y se anunciaban en reconocidos medios como Forbes, Portafolio, Bloomberg, y demás.

Esto llevó a un periodo de “boom” en el mundo del emprendimiento, impulsado por un modelo de negocio de “híper crecimiento,” es decir, que prioriza el crecimiento por encimad de todas las áreas de negocio. Este modelo se viralizo en las décadas pasadas con empresas como Facebook (ahora Meta) que logró conseguir inversión de varios fondos de capital al mostrar una exponencial tasa de crecimiento de usuarios. En el contexto colombiano, fue Rappi, startup que comenzó como un servicio de delivery, que se encargó de ser el caso de éxito de este modelo de híper crecimiento.

Impulsado por la escuela de Rappi y otros “unicornios” (startups cuya valuación en el mercado privado supera el Billón de dólares), las startups colombianas comenzaron el 2022 con miras en este crecimiento exponencial, buscando no llegar a puntos de equilibrio o a modelos económicos sostenibles, si no, por el contrario, mostrar híper crecimiento que los ayude a convencer a más inversionistas de sumarse a sus proyectos, creando así valuaciones aún mayores para sus respectivas empresas.

El problema con este modelo de híper crecimiento, es que realmente no es sostenible. Al estar enfocados solo en adquisiciones de nuevos usuarios, se deja de lado los aspectos más importantes de los negocios, como la utilidad. Es por esto, que startups como Rappi, se demoran años en alcanzar los puntos de quiebre, es decir, el punto en el cual sus ingresos sean iguales o superiores a sus costos.

Este modelo entonces obliga, en muchos casos, a que los fundadores estén siempre dependiendo del dinero de inversionistas, quienes a su vez buscan recibir reportes sobre este crecimiento exponencial desmedido. La historia que debe contar el fundador pasa de ser la de un negocio tradicional, donde se reportan valuaciones de la empresa con base en conceptos tangibles (como ingresos), y se vuelve en su mayoría, el crecimiento exponencial desmedido tasado en adquisición de nuevos usuarios, que muchas veces no renuevan su uso del producto.

De esta forma y poco sorpresivamente, al depender tanto de dinero de inversión externa, las startups corren el riesgo de que, al no conseguir mas inversión a cierta valuación, deban salir a al mercado con una menor valuación menor (como el popular caso de WeWork) o en el peor de los escenarios que la empresa quiebre del todo.

La economía post-pandemia trajo consigo varios desafíos económicos. Para no entrar en detalles, pues podríamos escribir todo un libro sobre estos, lo más importante para efectos de este articulo, es que el acceso a capital se ha vuelto más costoso. Esto ha creado en el Q2 y Q3 un gran desafío para varios emprendimientos que han basado sus modelos de negocio en este híper crecimiento, de lograr convencer inversionistas de arriesgarse con ellos. Es por esto que los artículos principales de los medios que mencioné al principio, han pasado de ser “startup XYZ abre nuevas oficinas en Ciudad de México como parte de su expansión estratégica,” a “startup XYZ deja ir al 30% de su fuerza laboral” tristemente.

Lo que viene de cara al futuro será un cambio. Los inversionistas ya están cansados de ver sus millones puestos en oficinas innecesarias o campañas de marketing que no convierten un solo cliente recurrente. El modelo de híper crecimiento debe ser repensado a uno mas sostenible, donde no se priorice solamente la adquisición del usuario, sino que también se hagan esfuerzos con distintas áreas de negocio por genera ingresos e incrementar la retención de los mismos. Nunca habrá mejor campaña de mercadeo que un cliente feliz con el producto.

Head of Growth en BRAVE UP! U.S (Ex VC)

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