Distanciamiento Social No. Distanciamiento Fisico Si. Por: Sergio Escobar

Sergio Escobar -Columnista- elBogotano

En Latinoamérica, los centros urbanos se preparan para regresar a un nuevo estilo de vida. Algunos lo llaman la “nueva normalidad”, en la que muchas ciudades no fueron planeadas para soportar la nueva infraestructura necesaria: andenes más amplios, más ciclovías, más espacio público y abierto, generando distanciamiento en todo sentido.

Si antes hablábamos de modernizar y de hacer más amigables los centros urbanos hoy la transformación de las ciudades apenas comienza. Como decía el exalcalde de Medellin, Federico Gutierrez, hay sectores de la población urbana menos favorecida que viven menos, invierten más en movilizarse tanto en tiempo como en costo en el transporte público; trabajan más horas, duermen o descansan menos, por lo tanto, son más vulnerables. Esto es el resultado de ciudades con un modelo de desarrollo históricamente sin planeación.

El confinamiento provocado por Covid-19 cambiará la manera de planear y habitar las grandes urbes. No significa que habrá nuevas Brasilia, quizás, la única ciudad en Latinoamérica que no fue fundada históricamente sino planeada. Ciudades de la región como Medellin, Ciudad de México, Rio de Janeiro, entre muchas otras, se han transformado. Sus calles han lucido vacías por semanas por medidas de aislamiento a raíz del Covid-19. Ante esta emergencia sanitaria, avenidas, parques y negocios han lucido vacíos, casi como maquetas. Tanto para peatones como para vehículos, la movilidad también se ha transformado.

Una ciudad vacía nos recuerda que los actores primordiales son los habitantes que le dan vida a las mismas. Por eso, este momento nos llevará a cuestionar la forma en que debe reconfigurarse el hábitat, lo que podría significar para los arquitectos y urbanistas pensar en diseñar predios con una capacidad rápida de cambio de uso en caso de una epidemia u otro tipo de desastre; y a los urbanistas redefinir el uso multifacético de los espacios públicos.

En este sentido se debe repensar la vivienda, es decir, si realmente cumple con las condiciones de habitabilidad permanente y de refugio temporal ante eventualidades de todo tipo para la supervivencia de la especie humana urbanamente hablando. La actual crisis revela la fragilidad de los actuales sistemas de hábitat urbanos y hacia dónde se deben enfocar los esfuerzos a futuro: salud, seguridad alimentaria, movilidad sostenible masiva, apoyo a grupos vulnerables, educación a distancia, seguridad ciudadana, entre muchos otros. Los sistemas están interconectados y obviamente la ciudad depende de sus habitantes y viceversa.

Por eso, habrá que considerar un cambio de paradigma en la planeación urbana y en el desarrollo de las regiones y de las metrópolis donde no podemos promover el distanciamiento social sino físico. Cada país, cada región, inclusive cada municipio tiene diferentes tipos de respuesta, de acuerdo con sus condiciones geográficas, climáticas, infraestructura y otras variables que afectan su entorno. Hoy se comienza a escuchar voces que replantean el acelerado urbanismo y promueven una revaloración a un regreso al hábitat rural como alternativa de supervivencia de la humanidad y así equilibrar los espacios habitacionales.

En el caso de Medellin, el 33% de su territorio es urbano lo que motiva a que debe aprovechar ese 67% restante de territorio rural dividido en Corregimientos para que sea la base de su futuro sustentable en seguridad alimentaria, fuente de recursos hídricos y poder mantener controlado una expansión humana en un hábitat urbano cuyo espacio vital ya se agotó y solo queda la altura promoviendo, por ahora, un distanciamiento físico responsable, pero no un distanciamiento social.

Sergio Escobar
Fuentes: Alcaldía de Medellin, BID, CIPPEC de Buenos Aires, Asociación Mexicana de Urbanistas, Federación Nacional de Arquitectos y Urbanistas brasileños.

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