Acá siguen… Por: Laura Valencia

Laura valencia

“Si Petro gana, me voy del país” nunca entendí esa afirmación de gran parte de los y las colombianas. Al oír esa frase, empezaba a pensar cuáles opciones de países tenían estas personas. ¿Acaso están pensando a irse a algún otro país en Latino América? ¿En sus opciones está algún país de Europa? ¿Será que estas personas piensan que Estados Unidos es una gran opción?

A pesar de los obstáculos que tiene nuestro país, estamos en escenarios mucho más brillantes que muchas naciones. Vamos por continentes, a ver si después de analizar las diferentes opciones, encontramos la respuesta que pasa por la cabeza de las personas que se van a ir de Colombia.

América Latina puede estar pasando por una de los momentos más débiles en las democracias y más intenso en las manifestaciones sociales. Nuestros países vecinos como Venezuela, México, Perú, Ecuador, Nicaragua, Brasil, entre otros, tienen gobiernos autoritarios que están violando los derechos humanos de los ciudadanos día tras día. El acceso a información en estos países es casi nulo, la inflación está alta y el descontento social es cada vez mayor. En Colombia al menos tenemos el privilegio de decir que aún tenemos una de las democracias más fuertes de la región. Pudimos ver un cambio de poder pacifico, una posesión sin violencia y con un mínimo respeto. En los otros países de América Latina las manifestaciones sociales se están tomando el poder. Los movimientos indígenas tienen más fuerza que los mismos gobiernos de turno, están paralizando los países porque exigen atenciones básicas, como acceso a alimentos, bajar las tasas de interés o la inflación que están haciendo insostenible su situación. Aunque nosotros hemos visto grandes movilizaciones de grupos como La Minga, no hemos llegado al límite de tener que declarar un estado de sitio para mantener las riendas del Estado, países como Ecuador y Perú ya hicieron uso de esta instancia. En Colombia tenemos oposición política y eso no es sinónimo de terminar en exilio o en la cárcel. Nuestros países vecinos no conocen lo que es tener que negociar con personas que están paradas en una orilla opuesta.

Veamos ahora un continente como Europa. La crisis de la guerra con Ucrania tiene a más de un país con los pelos de punta. Hay fuertes preocupaciones por el suministro de gas que Rusia lleva a gran parte de Europa, muchos productos que se importan de Ucrania ya no están llegando a las otras economías y las olas de calor no paran. España ha perdido 230.000 hectáreas por los incendios que no han logrado apagar. Solo unos pocos países, como Hungría, tienen la certeza de tener suficiente gas para el fuerte invierno que espera al viejo continente. La tensión por la incertidumbre en las decisiones de Putin es algo cotidiano que afecta todos los aspectos de las naciones.

Terminamos con el hermano mayor de Colombia: Estados Unidos. Tienen una inflación alta, una recesión que surge por la disminución del PIB y el alza en la tasa del desempleo. Políticamente están inestables, el partido de Joe Biden tiene peleas internas por su próximo candidato a la presidencia. El expresidente Trump está enfrentando un juicio trascendental donde se busca probar la relación que tuvo con la toma de El Capitolio. Hemos visto tiroteos en diferentes estados del país, donde las víctimas suelen ser niños y niñas pequeñas que pagan los platos rotos de una ley que permite darle una pistola a un joven de 18 años. No olvidemos que si la opción de la persona es irse a este país, su patrimonio se divide, automáticamente, en 4, de pronto, no es el mejor momento.

En general, a la mayoría de lugares donde se quiera ir un colombiano a vivir, el peso se le va a dividir en 4. Es muy probable que no viva en una democracia de mínima tolerancia, donde no podrá conocer una verdad diferente a la que imponga el gobierno de turno. Debe estar preparado para que diferentes grupos sociales intenten llegar al poder de manera violenta, porque el desespero de los ciudadanos llegó a su límite. Es factible que a donde quiera irse la persona, deba sacrificar la variedad de voces en la prensa. En fin, si se mira a Colombia contra otras naciones, la sensación puede ser más la de un privilegiado que de lamento. Nuestra economía ha crecido desde los finales de la pandemia, eso siempre será buen síntoma. Supongo que nunca entenderé cuál respuesta pensaban las personas que se iban a ir del país, solo sé que nunca partieron.

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