Sí al café, no a la coca ni a un narcoestado. Por: Felipe Sánchez Uribe
Es inconcebible que mientras el presidente Gustavo Petro les hace
desplantes a los cafeteros del país, diga que permitirá que en el país se siga
cultivando coca, mientras se adecúan otras formas de economía.
Entiendo a los cafeteros y a la Federación por su preocupación, Petro no
asiste a reuniones con este gremio de tanta importancia y que ha ayudado a
forjar este país, pero sí está preocupado por reunirse con los cocaleros.
El anuncio de la permisividad del Gobierno frente al cultivo de coca en el
país, hecho por el Presidente hace unos días, cae como baldado de agua fría
para la institucionalidad.
Y que, además, sea el propio presidente de un país el que diga que “la
devaluación del peso se debe a que los dólares de la cocaína no están
entrando al país”, da muestras de que la preocupación va más allá por
consolidar un narcoestado, que por generar nuevas formas de economía y
de que el país por fin salga del flagelo de la producción y venta de
narcóticos.
Petro debe entender que el futuro del país, así como su pasado, tiene sus
pilares basados en el café, no en la coca.
El desplante hecho por el mandatario hace días a la Federación de
Cafeteros, al no asistir al congreso, es un desplante hecho a las más de
540.000 familias caficultoras del país, y a millones y millones de personas
que basan su día a día y su economía gracias al café.
Ojalá y el Presidente de Colombia recapacite y piense que, en vez de abrirle
las puertas del país al narcotráfico y al terrorismo, que solo traen dolor y
muerte, es hora de en verdad abrirle el portón al gremio cafetero que sí le
ha aportado a nuestra nación a lo largo de décadas.
Los colombianos de bien no queremos un narcoestado, queremos una
Colombia llena de esperanza, de gente trabajadora bajo los lineamientos de
la ley, de gente que le aporte al país.
