“Privados de la libertad” en las calles. Por: Elena Ángel
En una columna anterior había mencionado la ridiculez de llamar a los vándalos presos, ahora gestores de paz. Vuelvo a retomarlo por que no le encuentro sentido premiar a quienes lo único que deberían estar haciendo es cumpliendo sus penas, detrás de las rejas. Este no es un aspecto de ser de izquierda o de derecha, de tener plata o no tenerla, es una cuestión de lógica. De la misma forma que los asesinos, ladrones, violadores y corruptos van a la cárcel, o pues eso se esperaría, los que vandalizan la ciudad generando caos, quemando lo que pasara enfrente de ellos también deberían estar.
En su campaña, Gustavo Petro, prometía acompañar y amparar a los protestantes de 2019 buscando protegerlos y dejar que su voz se oyera. El problema es que lo se oía no era su voz, sino los daños que hacían. Ahora, que quede claro que no todos los que protestan son vándalos. La protesta es un derecho constitucional con el cual estoy 100% de acuerdo, siempre y cuando 1, se sepa porque se está protestando y no por seguir la moda y 2, se proteste de manera pacífica.
En su programa de gobierno, Petro afirma que “la cárcel no será más un espacio de violación de derechos, se convertirá en un espacio de resocialización” y que “propondrá crear cárceles restaurativas municipales y promover sanciones pedagógicas” y que “La población privada de la libertad tendrá condiciones y oportunidades de acceso a programas integrales… al interior de un sistema carcelario modernizado”. Todas estas propuestas suenan muy bien. Pero en los seis meses que van, ninguna de ellas se ha desarrollado y lo único que ha hecho es proponer actores violentos como gestores de paz.
En las últimas jugadas maestras de este Gobierno, de la que luego niegan ser partícipe, apareció una orden de libertad a Jorge Luis Alfonso López, alias el gato, hijo de Enlice López, alias la gata. La gata es una ex empresaria de apuestas y su hijo estaba condenado 29 años por estar vinculado al asesinato de Rafael Enrique Prins, periodista que cuestionaba los movimientos financieros de este cuando era alcalde de Magangué. “Se delega a Jorge Alfonso López como facilitador de los procesos de paz, con grupos armados ilegales, por lo cual se requiere el levantamiento de las medidas restrictivas que pesan en su contra” es lo que dijo el juez. Porque claro, un hombre que debería estar pagando una pena de 29 años nos va a hacer sentir más seguros en el proceso contra los grupos al margen de la ley.
O como también llamar gestor de paz a Gonzalo Sanchez, alias Gonzalito, secuestrador de 3 fiscales en Antioquia, tener circular roja y azul por la Interpol, ser uno de los cabecillas de la AGC, Clan del Golfo, ser persona cercana a Alias Otoniel y ser uno de los más peligroso del país. ¿Cómo va de la mano, la paz con este señor? Además como va a ser posible que el supuesto cese bilateral de fuego se está “cumpliendo” pero sigan secuestrando.
El ministro de justicia, Néstor Osuna, en una entrevista con El Tiempo afirma que en los últimos 20 años aumentaron las penas de cárcel sin que esto se haya reflejado en tener índices de criminalidad bajos, sensación de seguridad o que el sistema carcelario haya evitado la reincidencia. Señor ministro, darle vacaciones a los presos no va a hacer que no vuelvan a hacer lo que hicieron. Si esos son los problemas que se quieren solucionar, hay que capacitar desde adentro al INPEC, hacer cursos, dar más ayuda psicológica. Pero hasta este punto, Johana Bahamon con su fundación Acción Interna, está haciendo más que usted.
Nadie está negando que las condiciones en la cárceles son inhumanas; superan la capacidad instalada, presos durmiendo en el piso y en condiciones insalubres. El tema está ahí, en mejorar las condiciones, en volver el tiempo en el que están un espacio para educar y hacer que cuando salgan, no reincidan con rabia acumulada por las condiciones vividas. Señor presidente y ministro Osuna, la idea no es volver las calles más inseguras con la utopía que los violentos van a ser la solución para la paz.
