Open Banking: el siguiente paso del sistema financiero: Por Pedro José Villa López

Finalizando el año 2021 se publicó la agenda de la Unidad de Regulación Financiera (URF). Esta entidad se encuentra adscrita al Ministerio de Hacienda y Crédito Público y se encarga de realizar estudios técnicos para la construcción de normatividad y asesoría especializada en materia del sector financiero y el mercado de valores. Para el presente año, la URF propone para el primer trimestre la publicación del proyecto de Arquitectura Financiera Abierta. Dicho nombre se deriva del término Open Banking el cual traduce a Banca Abierta.

¿Qué es la Arquitectura Financiera Abierta u Open Banking?

El Open Banking es una modalidad de estructura de datos del sistema financiero, donde los datos de los usuarios de todo de las instituciones del sistema financiero (bancos, Fintech, cooperativas, compañías de financiamiento, entre otras) están integrados en un solo sistema. Los datos que se encuentran en este espacio abierto son datos transaccionales, créditos que tiene la persona y demás huellas digitales que dejamos al utilizar el sistema bancario. En este sentido, el sistema permite la concentración de la información de los clientes en una sola base para el acceso de terceros actores del sistema. Dentro de las condiciones del uso de esta información, se encuentra la autorización del cliente. Es por esto, que este sistema le “da el control” a los clientes de sus propios datos, quién puede acceder, y quién no.

Los objetivos de un sistema de Open Banking

Este sistema interconecta a los terceros actores con la data que dejamos día a día a utilizando el sistema bancario. Esto hace parte de nuestra huella digital, y permite que el banco o un tercero ofrezca soluciones para ese tipo de necesidad identificada en cada usuario.

Partamos de un ejemplo. Si una persona va todos los días a su trabajo, el cual está ubicado en el centro de la ciudad y esto le cuesta al final del mes 600.000 pesos, ¿qué producto o servicio podríamos obtener por realizar esta actividad completamente cotidiana? Primero observemos donde gastamos: el combustible del carro, comprar el almuerzo y pagar el parqueadero. Estas transacciones pueden ser analizadas por una entidad especializada. Discriminando: número de personas que acuden al centro, de estas cuántas gastan los mismos servicios, etc. Y, en consecuencia, ofrecer productos y servicios financieros que optimicen nuestro gasto. ¿Cómo? En un primer momento, a través de alianzas. Una alianza de la entidad, con algunos parqueaderos para prepagar el cupo a un mejor precio; alianza con algunos comercios para cubrir el almuerzo por una suma predeterminada, etc.

Piense en Rappi, Daviplata, Movii ¿acaso no ha visto que cuentan con publicidad sobre los beneficios que tiene si consume con sus tarjetas/cuentas?  Estas compañías ya gestionan este tipo de alianzas sin que exista aún la arquitectura abierta. Y la banca tradicional también con históricos beneficios como LifeMiles y otros. Considere usted el potencial para el mercado y los consumidores si tanto bancos/FinTech y usuarios contaran con la misma información; los consumidores tendrían conocimiento de las ofertas de estos en un sistema centralizado y las entidades tendrían los datos de los consumidores que sean o no sus clientes. Las empresas competerían por ofertar constantemente mejores productos, servicios y alianzas basadas en las necesidades reales del cliente, el sector y la región; al final del día, el cliente será quien decida con que alianza, con que producto o servicio satisface de mejor manera sus necesidades. 

Y este no es el único modo de beneficiarse de la arquitectura abierta. Consideremos los créditos hipotecarios y los jugadores en este mercado. Los bancos tradicionales y las nuevas PropTech, las cuales se derivan del término Property Technology, que como las FinTech, son empresas de base tecnológica. Estas aplican las tecnologías de la información al mercado inmobiliario. Esta aplicación, las hace más eficientes y atractivas para el consumidor, reduciendo costos de transacción, mejorando las ofertas del mercado, el servicio al cliente y creando una real oferta de valor. En Colombia, ya contamos con varias de estas empresas, algunas son: La Haus, Habi, Cien cuadras y Properati.

Ya sea una empresa de base tecnológica o un banco, el procesamiento de la data, permitiría ofertas para para este tipo de créditos cercanas a cada necesidad y capacidad real de los consumidores financieros. Estamos ante la posibilidad de diseñar de manera concreta productos y servicios financieros para las capacidades económicas de todos los sectores. Si bien, antes la falta de información representaba un riesgo para la financiación de estudios, vehículos o vivienda, la arquitectura abierta se beneficia de forma integral de la información que las entidades recolectan del consumidor para potencializar sus posibilidades de adquisición y crecimiento económico.

Los retos en la implementación de un sistema de Open Banking

El riesgo más alto que enfrenta esta iniciativa a nivel mundial es la responsabilidad de los datos. Pues si todo el sistema está conectado, y ya sabemos qué datos tiene este sistema, nadie quiere imaginarse el resultado de una fuga o robo de datos. Dicho escenario, contagiaría de manera sistémica a todo el sistema y sería realmente difícil saber cuántos datos se perdieron y qué información o cliente a lo largo y ancho del sistema se vio afectado. Para esto, la URF ha publicado un proyecto de decreto que prudentemente interviene los siguientes puntos:

  • El fortalecimiento de los estándares de protección del consumidor digital
  • Desarrollo del marco regulatorio para la administración de datos del consumidor financiero
  • La reglamentación de la iniciación de pagos en el sistema de pagos partir de las plataformas digitales
  • Enmarcar la administración de las plataformas digitales y la prestación de servicios por parte de las entidades

Debemos esperar al proyecto definitivo de las finanzas abiertas para este año. La realidad regulatoria se está adaptando a las posibilidades del consumo que la era digital ha expandido. Una persona realiza las compras de un mes desde la comodidad de su casa, y estas actividades, se han escalado en datos, nuestros datos, un activo digital. Estos, deberán ser administrados con responsabilidad y en respeto de los límites que existen para que ganen tanto el consumidor como el empresario sin afectar negativamente la privacidad de sus clientes.

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