El reto de la educación a migrantes

Por Laura Valencia

Los colegios y universidades están preparados para retomar la presencialidad, algo fundamental para el proceso de aprendizaje de nuestros niños y adolescentes. Mientras la juventud colombiana solo tuvo que esperar un mes y medio para retomar el estudio, muchos niños y adolescentes venezolanos llevan esperando años para estar en un aula de clases.

Existe una ley que cobija a la juventud venezolana para que puedan tener acceso a la educación, pero el desconocimiento de esta y del procedimiento hace que las instituciones educativas no acepten a esta población. Conseguir un cupo para estos niños es todo un desafío, muchos llevan esperando años desde que llegaron a Colombia para poder tener un cupo en la educación. Actualmente, según cifras del Ministerio de Educación solo alrededor de 488.000 niños y jóvenes migrantes tienen acceso al sistema educativo colombiano.

Parte del problema es que los colegios desconocen el procedimiento frente a un estudiante venezolano. Muchas veces le piden documentos y certificados difíciles de conseguir, o por la situación irregular en la que están, no cuentan con todos los papeles que exige la institución. Ante este panorama, dice la viceministra de educación, Constanza Alarcón, en entrevista con El Espectador que “cuando el niño o la niña no cuenta con los documentos, la institución educativa deberá matricularla con un código único y asignado por el Ministerio de Educación…”. Dicha solución se planteó para apoyar a más de la mitad de los 1,8 millones de venezolanos en situación irregular en el país.

A pesar de que ha habido un progreso en las oportunidades de educación en los niños migrantes, todavía es un camino largo para que todos puedan tener un cupo en un salón de clases. Lograr vincular a estos niños al sistema educativo es fundamental para que puedan progresar en su vida y para garantizarles un ambiente sano en su día a día. El colegio o universidad no sólo le brinda un entorno seguro, sino que también puede darle una alimentación al pequeño.

En América Latina ha habido un gran índice de descolarización por parte de nuestros niños y jóvenes. Luego de que la pandemia nos afectara en todos los aspectos de nuestras vidas, ahora cifras del Banco Mundial revelan que un 71% de los niños de la región pueden tener dificultades para leer y comprender textos moderados. Además, 37% de los niños entre los 15 y 19 años terminan abandonando sus estudios y empiezan otras etapas de la vida. Este alarmante panorama, refleja que se debe buscar siempre la manera en la que, si un niño quiere estudiar, tenga la posibilidad de adquirir un espacio en alguna institución antes de que desista de la idea. Colombia ha hecho un esfuerzo para poderle garantizar la educación a la juventud en general, aún hay camino por recorrer.

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