Bogotano, de familia acomodada, estudiante de Derecho, luego sacerdote católico, sociólogo de la Universidad de Lovaina, activista, profesor… y guerrillero, eleno. Estos serían los adjetivos crudos de una hoja de vida del padre.

La figura de Camilo Torres siempre ha sido profundamente chocante para mí, y creo que, para muchos otros, en el sentido de que su trayectoria representa esa pregunta incómoda que no sabemos, no queremos responder, o que desechamos como absurda porque detrás tiene un impulso que no somos capaces de captar. Y es, ¿cuál es esa idea o misión que nos llevaría a cada uno a tomar las armas para hacerla cumplir? De izquierda o de derecha, ¿qué cometidos tenemos que valgan esa entrega? Si es que así se le puede llamar.

Porque Camilo Torres era una persona ciertamente privilegiada, con diversas vías de acceso al escenario político, en un país donde muchas veces estas permanecen cerradas. Con una educación estupenda, una inteligencia indudable y una moral católica en la espalda. Entonces, puede ser egoísta y prejuicioso decirlo, pero es más difícil entender que alguien en tal posición—aunque siempre haya sido cercano a la izquierda y estuviera la teología de la liberación rondando por el continente y por su cabeza—tome una decisión de ese talante.

Su decisión se puede comprender mejor si se estudia más a fondo su vida y se ve cómo su trabajo de acción comunal, su cercanía con los más desfavorecidos, su intento político de unificar la izquierda con el Frente Unido, su periódico y demás intentos de cambiar el país, fueron insuficientes o incluso un fracaso. Aun así, sigue siendo alguien que rompió con el estereotipo de cura y de guerrillero.

Por eso, fue completamente revelador ver y escuchar a Marta Rodríguez y al mismísimo Camilo Torres, expresando estas mismas dudas, e incluso reproches. Parafraseando su conversación, la misma Marta le cuenta al padre la sorpresa y choque que supuso, hasta para sus más cercanos seguidores, ver en unas manos que siempre habían predicado el amor un fusil ahora entre ellas.

Y sí, eso se encontrarán en el nuevo documental de Marta Rodríguez, Camilo Torres: el amor eficaz, una resucitación del sacerdote que viene a ver qué ocurrió con el país después de su muerte y a responder a nuestras dudas, reclamos y loas por sus acciones. El largometraje se estrenó este 16 de febrero en Colombia y estará presentándose durante todo marzo en la Cinemateca. La directora, es una de las pocas personas aún vivas que conoció íntimamente a Camilo Torres. Ella, puntualmente, lo conoció como estudiante de la Universidad Nacional cuando el padre era profesor en la recién fundada Facultad de Sociología. El codirector, Fernando Restrepo hace la voz, un poco melosa, del Padre.

Cuando el documental comienza nos encontramos en la cocina de Marta, frente a frente con ella, y luego suena la voz de “Camilo” omnipresente, y en una conversación calurosa pero mordaz, como si fuera un chisme de cocina más y como si la cosa no fuera con nosotros, asistimos a un intercambio de intimidades entre estos dos viejos conocidos que se interpelan mutuamente mientras exponen el complejo pasado y presente del país.

Cuando no está hablando Marta con Camilo, se escucha de fondo una cumbia, un discurso del padre, e incluso un sermón. Cállate corazón interpretada por Pastor López suena mientras se ven pasar imágenes y videos de archivo, prensa, con escenarios desgarradores, feroces, vergonzosos. Marta cita la canción para explicar cómo muchas veces la gente ha tenido que cerrar su corazón, enceguecerlo, para continuar en medio de tanta ruina. Nos hace pensar que tal vez las cumbias de siempre hablaban de algo completamente diferente a lo que creíamos.

Hay veces, la película nos saca de este mundo y pone a Marta sobre un cielo en blanco y negro de imágenes: fotos de Camilo Torres y de la Colombia de su época. Mientras gravita allí, y entretanto la cámara le hace unos acercamientos un poco inquietantes y acusadores, la cineasta dirigiéndose a Camilo le dice, su mercé fue un idealista y un utópico, le reprocha no haber entendido que su tarea implicaba una paciencia inmensa. A su vez, Camilo le pregunta si su muerte llevó a la gente a la reflexión o si solo dejó soledad, si su muerte contribuyó al cambio social. Marta le dice que no. Hablan sobre si puede existir un perdón sincero en Colombia, hablan del narcotráfico y su efecto en el conflicto armado, sobre el papel de la mujer, hasta debaten sobre el concepto de pueblo, una entelequia.

También, a lo largo del documental hay apartes de otras figuras hablando sobre Camilo o sobre la situación que se vivía en el país, como el Padre Javier Giraldo y Eduardo Umaña. El padre Giraldo trae la discusión sobre el proceso de paz más reciente, así como una explicación de la teología que formó a Camilo y su explicación del uso de la violencia.

Hacia el final del documental empieza a mezclarse la conversación con una serie de imágenes y videos de las protestas por muertes de líderes sociales que se dieron en el 2019 y las protestas de la Minga indígena en el 2020. Aunque los directores en una entrevista[1] manifiestan que la idea detrás de ello fue poner a dialogar a Camilo con el presente, también veo en ello un cruel recordatorio de los resultados no tan eficaces de tantas muertes y tanta “paz”.

Las dos cosas que más resaltaría del documental son, por un lado, la enseñanza personal que le deja Camilo a Marta: saber mirar, pero más que eso, la enseñanza que le da la Marta de hoy de 90 años, al Camilo joven: saber mirar, pero también saber cómo reaccionar a esa mirada y como luchar, con paciencia, no por las armas. Por otro lado, es maravilloso el título del largometraje: el amor eficaz. Un concepto que utilizaba Camilo, un entendimiento del amor desde el evangelio que invita a una solidaridad que cuestiona la vacuidad e idealismo con que cargamos la acción de amar y además toma como punto de partida para explicar a Camilo, desde el lado del amor y no del lado guerrillero.

Definitivamente, el documental es un proyecto atrevido, pone palabras en la boca de alguien que ya no está. Es una hora de escalofríos por imágenes fuertes que a veces suenan más que las voces que conversan detrás de ellas. A mi modo de ver, tiene un tinte negativo, desesperanza en el pueblo y en la institución. Hay que estar preparados para ir al médium en el cine, para tener una conversación con Camilo en el s. xxi. Los invito a verla, para que ustedes mismos concluyan si es una justificación de la anexión del padre al ELN o no. Es más, para darse cuenta si el cura admitió haber cometido un error o no.

[1] Rodríguez, Sergio. “'El Amor Eficaz', Un Diálogo Póstumo Con Camilo Torres.” Infobae. Febrero 16, 2023. https://www.infobae.com/colombia/2023/02/16/el-amor-eficaz-un-dialogo-postumo-con-camilo-torres/.