¿Boris y cuantos más? Por Rafael Torres

Rafael Torres Camargo

En junio de 1789 , el reinado de Louis XVI se encontraba en una profunda crisis. Había hambruna en las calles de Paris , su incapacidad de producir un heredero le quitaba prestigio ante sus súbditos y los lujos del nuevo palacio de Versalles generaban mucho rencor debido a que gran parte de la población Francesa estaba muriendo de hambre. Un día cuando a su esposa Maria Antonieta le preguntaron por la falta de pan para el pueblo esta respondió “que coman pasteles” encendiendo las masas de París y dando inicio a la revolución francesa.

La semana pasada el parlamento Británico debatió una posible moción de censura para el primer ministro Boris Johnson. Esto debido a que The Guardian (uno de los medios ingleses mas importantes) publicó que Boris celebró fiestas de varias personas mientras su país se encontraba en cuarentena estricta debido a la pandemia.  Aunque poco se parecen en glamour y belleza Maria Antonieta y Boris Johnson parece que tienen mucho en común en la falta de tacto con los que más están sufriendo en momentos de crisis. Aunque los ingleses se caracterizan por su humor negro , creo que a muy pocos le hace gracia ver cómo mientras todos estaban pasando malos ratos aislados en sus casas , Boris Johnson hacia fiestas multitudinarias en Downing street.

El año pasado el presidente de Argentina Alberto Fernandez también fue el centro de atención por celebrar fiestas en la casa Rosada mientras el país estaba enfrentando un panorama de inflación de doble dígitos y la cuarentena más larga del mundo. Hay que ser muy cínico para pedirle a todo tu país que se quede encerrado en su casas mientras se gastan sus ahorros mientras uno está haciendo fiestas en palacios presidenciales y tiene el sueldo garantizado por el estado. Parece que los sistemas políticos modernos ponen la toma de decisiones en las manos de aquellos que no pagan ningún precio por equivocarse y cuyo único incentivo es quedar reelegido. Parece que varios políticos decidieron encerrar a su país sabiendo que no era una salida viable solo para no tener que pagar el precio político de los efectos de la pandemia.

Hace ya varios años que ser político se volvió un camino profesional en lugar de un servicio a la comunidad como se entendía antes. Desde que se profesionalizo la carrera política , da la impresión que nuestros líderes escuchan más a sus consultores y estrategas políticos que a aquellos que realmente quieren plantear soluciones a los problemas que se les presentan. La política a nivel mundial ha llegado a un nivel de cinismo muy grande donde  cada suceso que pasa en el mundo tiene que ser utilizado para avanzar una agenda política. No es sino acordarse de la manera en cómo Trump y Biden utilizaron la pandemia en medio de las elecciones para darnos cuenta cómo cada vez se puede confiar menos en aquellos que siempre están buscando llegar al poder. Mientras Trump hacía hasta lo imposible por acelerar la salida de la vacuna para poder anunciarla como un triunfo de su gobierno , Biden hizo hasta lo imposible por tener los menos debates posibles y tener una votación con votos por correo porque sabía que este método era el que más le convenía.

Agradezco profundamente que por ahora no se sepa de algún escándalo de estos en el gobierno de Duque. No quiero ni siquiera imaginarme que pasaría en el país que tuvo un mes de protestas cuando un ministro de hacienda no sabía cuánto valía un huevo si nos enteramos que el presidente Duque hacía fiestas mientras todos estábamos condenados a ver prevención y acción en nuestras casas. A Veces creemos que la corrupción y el abuso de poder solo pasan en nuestro país pero esta vez, parece que nuestros políticos son mejores que muchos alrededor del mundo.

Ojalá esa misma falta de empatía en tiempos de crisis con los que menos tienen no condene a nuestros políticos a la guillotina como condenó a Maria Antonienta. Ojalá la época post Covid sea una época donde impere la racionalidad por encima de todo y nunca volvamos a ver gente poniéndose tapabocas mientras está sola en el carro, al mismo tiempo que sus gobernantes hacen fiesta en palacios presidenciales.

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